Es frecuente que las autoridades universitarias,especialmente los departamentos y coordinaciones de investigación se preocupen por la producción científica. Distinguiremos la producción y productividad científica del conocimiento científico tal y como muy acertadamente señalan Flores et al. (2015) entendiendo que la producción tiene que ver con la materialización del conocimiento o como resultado de la cadena de producción del mismo. Si bien, me resulta no digerible desde el punto de vista metodológico entender ésta (la producción científica) como un producto de consumo. Sin embargo, qué ocurre cuando intentamos comprender por qué unos paises producen mucho más que otros? Y sobre todo, cuáles son las claves para aumentar la productividad? Son muchos los artículos que coinciden con el análisis de Escobar-Pérez et al. (2014) donde se argumenta que los factores de percepción de barreras para la productividad científica tienen que ver con las indicadas en la tabla 1:
a las que habría que añadir en nuestro caso ecuatoriano: la burocratización y la implicación de los docentes en tareas de gestión. Por otro lado y como ya comenté en más ocasiones parece necesario pero no suficiente la implementación de políticas de estado que acompañen a las políticas universitarias incentivando al profesorado económicamente, tanto por reforzamiento positivo (algo similar a los tramos de investigación en España) como por reforzamiento negativo (incluyendo en los contratos la obligatoriedad de publicar). A mi juicio un factor determinante es la creación e impulso de los grupos de investigación con políticas administrativas flexibles que faciliten la inyección de presupuesto a los mismos, la libertad en su organización y gestión y la dotación económica para sus mecanismo de difusión y transferencia de conocimientos (tal es el caso de Brasil u Holanda).
Al margen de los factores tradicionales arriba mencionados en relación con los agentes causales principales de la productividad científica, tal vez el primer error es asimilar producción con productividad. Seguramente la producción está impulsada por los factores mencionados pero la productividad tiene que ver más con cuasalidades psicológicas, algunas positivas como la "proactividad" y otras negativas como la "procrastinación". Una cierta actitud acomodaticia se produce en ciertas instituciones cuando se adquiere un rango académico que confiere estabilidad sin productividad/producción. Hay otros factores socioeconómicos que han intentado asociarse como el pib nominal per cápita, el pib de educación. Sin embargo, es evidente al intentar correlacionar estos factores que la correlación no es causación. Tal se puede constatar al estudiar casos como el de China, la segunda potencia económica mundial y también segunda productora de papers pero no de revistas científicas que a mi juicio es el indicador más potente que tenemos. Revisando el ranking SJR de Scopus encontramos que las 100 primeras revistas son norteamericanas (USA) (30 de las primeras 50), británicas (19 de las 50 primeras) y holandesas (11, de las cuales solo 1 entre las 50 primeras) España y Chile como productoras en español y Brasil en portugués todos ellos tienen un promedio de 5% de inversión en PIB de educación y todos tienen ínidices elevados de inversión en I+D. Túnez, Moldavia, Islas Mauricio, Omán, Gaza, Togo y Sudáfrica no rentabilizan su inversión en educación, al menos no es visible en su producción científica. Holanda no cabe duda que representa la eficiencia, tanto por su aprovechamiento en infraestructura como por su eficiencia en la capacitación del capital humano. El ser una potencia económica no garantiza tampoco ni eficiente progreso tenconólgico (incluyendo el factor ecosostenibilidad) ni productividad científica, tal es el caso de México (IMF, 2018) que queda por detrás de Brasil, Chile o Argentina en número de publicaciones aunque está llamada a ser la séptima potencia económica mundial.
Por último no olvidar que ha habido estudios tan psicopatológicamente floridos como el de Lynn y Vanhaven (2005) que conectan el CI con la riqueza, cuando la dirección de las variables debería ser al revés, es evidente que los países más ricos generan mayores oportunidades eductativas y tienen mejor alimentación con que se correlaciona obviamente con el CI, indirectamente esta línea deberá ser incluida en estudios que relacionen la productividad con el CI pero sobre todo con la evolución del mismo, es decir del Efecto Flynn.
En definitiva, probablemente aún no hemos encontrado la piedra filosofal que conecte la producción y sobre todo la productividad científica con sus multivariadas causalidades pero seguro que tiene que ver con la motivación humana y los intereses empresariales puesto que las 5 grandes editoriales que dominan el mundo científico están marcando el ritmo del mainstream de la cienciometría y eso también debería preocuparnos, así como el hecho de que muchas revistas y autores incluyan el idioma, inglés como excluyente de otras opciones lingüísticas lo que limita la visibilidad fundamentalmente de latinoamérica que escribe de forma mayoritaria en español.