domingo, 22 de abril de 2018

Estamos perdiendo los "papers"

Es frecuente que las autoridades universitarias,especialmente los departamentos  y coordinaciones de investigación se preocupen por la producción científica. Distinguiremos la producción y productividad científica del conocimiento científico tal y como muy acertadamente señalan Flores et al. (2015)  entendiendo que la producción tiene que ver con la materialización del conocimiento o como resultado de la cadena de producción del mismo. Si bien, me resulta no digerible desde el punto de vista metodológico entender ésta (la producción científica) como un producto de consumo. Sin embargo, qué ocurre cuando intentamos comprender por qué unos paises producen mucho más que otros? Y sobre todo, cuáles son las claves para aumentar la productividad? Son muchos los artículos que coinciden con el análisis de Escobar-Pérez et al. (2014)  donde se argumenta que los factores de percepción de barreras para la productividad científica tienen que ver con las indicadas en la tabla 1: 

a las que habría que añadir en nuestro caso ecuatoriano: la burocratización y la implicación de los docentes en tareas de gestión. Por otro lado y como ya comenté en más ocasiones parece necesario pero no suficiente la implementación de políticas de estado que acompañen a las políticas universitarias incentivando al profesorado económicamente, tanto por reforzamiento positivo (algo similar a los tramos de investigación en España) como por reforzamiento negativo (incluyendo en los contratos la obligatoriedad de publicar). A mi juicio un factor determinante es la creación e impulso de los grupos de investigación con políticas administrativas flexibles que faciliten la inyección de presupuesto a los mismos, la libertad en su organización y gestión y la dotación económica para sus mecanismo de difusión y transferencia de conocimientos (tal es el caso de Brasil u Holanda). 

Al margen de los factores tradicionales arriba mencionados en relación con los agentes causales principales de la productividad científica, tal vez el primer error es asimilar producción con productividad. Seguramente la producción está impulsada por los factores mencionados pero la productividad tiene que ver más con cuasalidades psicológicas, algunas positivas como la "proactividad" y otras negativas como la "procrastinación". Una cierta actitud acomodaticia se produce en ciertas instituciones cuando se adquiere un rango académico que confiere estabilidad sin productividad/producción. Hay otros factores socioeconómicos que han intentado asociarse como el pib nominal per cápita, el pib de educación. Sin embargo, es evidente al intentar correlacionar estos factores que la correlación no es causación. Tal se puede constatar al estudiar casos como el de China, la segunda potencia económica mundial y también segunda productora de papers pero no de revistas científicas que a mi juicio es el indicador más potente que tenemos. Revisando el ranking SJR de Scopus encontramos que las 100 primeras revistas son norteamericanas (USA) (30 de las primeras 50), británicas (19 de las 50 primeras) y holandesas (11, de las cuales solo 1 entre las 50 primeras) España y Chile como productoras en español y Brasil en portugués todos ellos tienen un promedio de 5% de inversión en PIB de educación y todos tienen ínidices elevados de inversión en I+D. Túnez, Moldavia, Islas Mauricio, Omán, Gaza, Togo y Sudáfrica no rentabilizan su inversión en educación, al menos no es visible en su producción científica. Holanda no cabe duda que representa la eficiencia, tanto por su aprovechamiento en infraestructura como por su eficiencia en la capacitación del capital humano. El ser una potencia económica no garantiza tampoco ni eficiente progreso tenconólgico (incluyendo el factor ecosostenibilidad) ni productividad científica, tal es el caso de México (IMF, 2018) que queda por detrás de Brasil, Chile o Argentina en número de publicaciones aunque está llamada a ser la séptima potencia económica mundial. 

Por último no olvidar que ha habido estudios tan psicopatológicamente floridos como el de Lynn y Vanhaven (2005) que conectan el CI con la riqueza, cuando la dirección de las variables debería ser al revés, es evidente que los países más ricos generan mayores oportunidades eductativas y tienen mejor alimentación con que se correlaciona obviamente con el CI, indirectamente esta línea deberá ser incluida en estudios que relacionen la productividad con el CI pero sobre todo con la evolución del mismo, es decir del Efecto Flynn. 

En definitiva, probablemente aún no hemos encontrado la piedra filosofal que conecte la producción y sobre todo la productividad científica con sus multivariadas causalidades pero seguro que tiene que ver con la motivación humana y los intereses empresariales puesto que las 5 grandes editoriales que dominan el mundo científico están marcando el ritmo del mainstream de la cienciometría y eso también debería preocuparnos, así como el hecho de que muchas revistas y autores incluyan el idioma, inglés como excluyente de otras opciones lingüísticas lo que limita la visibilidad fundamentalmente de latinoamérica que escribe de forma mayoritaria en español. 



jueves, 12 de abril de 2018

Ser o no ser PhD y ciudadano del mundo

Recientemente asistimos en las redes, en la prensa y hasta en los pasillos de las universidades a un ascenso de tesis populistas anti-PhD. Argumentos tan pueriles y pseudo-obvios como que "por ser PhD no se es mejor persona" o que los PhD's encarecen ostensiblemente la nómina de las universidades y hasta que "vienen a quitarnos el trabajo" (tanto nacionales retornados como extranjeros). Sin entrar en el espurio debate del nivel de veracidad de dichas tesis por considerarlas de escaso o nulo calado y análisis, plantearé a continuación una serie de "hechos" que se están sucediendo en el ambiente universitario global y regional que es el que nos debe interesar, sobre todo, pensando en el futuro de nuestros jóvenes, ecuatorianos y extranjeros. 

Antes de comenzar me gustaría ponerles en contexto, simplemente con unas líneas sobre la pertinencia o no de mi perfil para escribir este post. Llegué a Ecuador en 2015 ya casi en las postrimerías de la política científica iniciada por el presidente Rafael Correa en 2010 y en relación al programa Prometeo, no habiéndome incorporado finalmente a ese programa sino a dos universidades de las denominadas emblemáticas, en la UNAE trabajé como coordinador de Investigación y en IKIAM donde desempeñé también ese puesto por un corto periodo y en la que posteriormente ejercí como Vicerrector Académico. 

Actualmente y a raíz de un trabajo desempeñado en nuestro Centro de Investigación de Educación hemos estado realizando una especie de benchmarking de líneas de investigación utilizando como muchos de ustedes habrán hecho ya, los portales de las principales universidades del mundo. Lo primero que llama la atención es la importancia que se le otorga, a mi juicio muy acertadamente, a la necesidad de incluir la diversidad y la multiculturalidad (o mejor, interculturalidad) en la universidad, lo más interesante del caso es que el aumento de políticas de investigación contextualizadoras (lo que en Ecuador llamamos "vinculación") no suponen un retroceso etnocéntrico sino todo lo contrario una apertura a todo de tipo de culturas y una necesidad de establecer una miscelánea que parte fundamentalmente de la movilidad estudiantil y coloca su eje en la investigación y la transferencia de conocimiento. Repito que lejos de adoptar una visión centrífuga se genera un eje de fuerza centrípeta que es ante todo inclusivo y prevé de forma visionaria, una integración de ciudadanías en una uni(di)versidad global. Por tanto, dejamos de ser ciudadanos, en mi caso uruguayo, español o ecuatoriano adoptivo, para pasar a ser "ciudadanos del mundo". Es curioso que cuando llegué a UNAE en 2015 así me presenté, como ciudadano del mundo. Permítanme que les incluya tres enlaces muy interesantes para amplificar mi mensaje. En primer lugar, una inciativa actual de la ciudad de Ambato, en concreto de la Universidad Técnica de Ambato UTA que pueden ver haciendo click aquí sobre ciudadanía planetaria. En segundo lugar, la entrevista realizada al PhD Lawrence S. Bacow en su toma de posesión como vigésimo noveno presidente de Harvard en la que menciona sus orígenes como hijo de migrantes refugiados y enfatiza en la necesidad de incorporar estudiantes de todo el globo en la que sin duda es la mejor universidad del mundo. En tercer lugar, una tertulia que encontré en facebook donde participa Michio Kaku, físico teórico estadounidense el cual sostiene que la razón por la que USA, país plenipotenciario científico productor del  casi 25 % de la producción científico-tecnológica mundial, no colapsa científicamente es por el papel de la inmigración en el desarrollo científico del país. Las políticas de las grandes universidades han ido en la línea de incorporar talento foráneo, formar a sus jóvenes en las mejores universidades del mundo, desarrollar y mejorar la infraestructura tecnológica de sus centros de investigación y promocionar o reforzar la productividad de sus investigadores tanto a través de artículos como de patentes y productos tecnológicos. En este sentido, en la región ha supuesto un precedente único el de Colombia quien reguló la productividad de sus investigadores por ley. El objetivo además no se ha encaminado como antaño al saber por saber, sino a la solución de problemas a escala tanto local como global ("act local, think global"). Se está gestando una universidad cada vez más próxima a los problemas mundiales, veáse como ejemplo el crecimiento de los grupos de investigación que trabajan sobre el calentamiento global. Rafael Correa ha seguido exactamente este camino en su política científica, indudablemente habrá que hacer ajustes como en todo proceso de transformación de la matriz productiva de un país, pero no dinamitarlo.

Supongamos que por un momento queremos dar la espalda a este inexorable camino andado, argumentando como decía al inicio la escasez de productividad de los PhD contratados y el elevado coste que supondría contratar a los retornados. Además de la visión de asno que supone considerarlo un coste, cuando es una inversión, que en el caso de los retornados existe además un deber moral de completarla, también supone un desconocimiento absoluto de las cifras. Según datos del banco mundial (nada sospechoso de ser de izquierdas) Ecuador pasó de tener 96 publicaciones en 2003 a tener 1096 en 2016, si bien en números absolutos no representa una cifra comparable a la de países como USA o Alemania, siendo 400 y 100 veces menor la producción, sí representa el mayor crecimiento exponencial del mundo junto al de Malasia en ese período (véase la curva de crecimiento de todos los países aquí). Además, si se hace una inspección simplemente ocular del crecimiento se puede apreciar que en el último tercio del período es cuando se genera el mayor crecimiento, es decir, desde el 2012. En su momento, el Rector de Ikiam y yo elaboramos una gráfica para el MCCTH donde descontamos el influjo de la población, el PIB y la renta per cápita determinando que el crecimiento del Ecuador sin duda ha sido el mayor de la región en productividad científica precisamente en el período en que Rafael Correa implantó políticas que no le dan la espalda al mundo sino que miran hacia él. Resulta curioso no obstante ver que en las estadísticas países suramericanos hacia donde actualmente muchos ecuatorianos apuntan para hacer sus doctorados se han quedado relegados y han sido claramente superados por Ecuador.

En conclusión, las políticas de ciencia son cada vez más globalizadas, internacionalizadas y especializadas por lo que las universidades necesitan incrementar su cooperación, la movilidad de sus estudiantes y docentes y la contratación de personal con la mayor cualificación posible, incluido el quehacer pedagógico, lo contrario, esto es, caer en el etnocentrismo, el localismo hermético, el negacionismo científico animista, la xenofobia y ante todo, sostener los mecanismos conservadores de mantenimiento del statu-quo de docentes que no quieren publicar, no quieren investigar, no quieren hacer el PhD y tienen miedo que los extranjeros o los becarios retornados les quiten el empleo, que sin duda, de seguir en esa línea será una verdad como una losa. Alimentar todo eso, supone remar en sentido contrario al planeta que avanza imparable gracias a la ciencia, la internacionalización y el incremento del conocimiento. Las universidades con los vicios del pasado están condenadas a la extinción. 



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