sábado, 29 de enero de 2022

PEOR IMPOSIBLE

Con el título "Peor Imposible", la Fundación Municipal de Cultura, Educación y Universidad Popular del Ayuntamiento de Gijón (norte de España), viene programando desde hace unos 20 años (tal vez un poco más) un ciclo de cine, abordando diferentes géneros, con el denominador común para todas las proyecciones, de ser consideradas desastres artísticos, hablando en plata: "estar muy mal hechas". Si pudiéramos hacer un festival similar para las "pseudoterapias" la misma lógica podría aplicarse para el "Reiki" (perdón maestro Reiki), las constelaciones familiares, la bioneuroemoción y como no las malolientes flores de Bach. 

Los estudiantes de la maestría de Psicología clínica, con mención en Psicoterapia de la Universidad Católica de Cuenca, en el módulo de Metodología de la Investigación, han podido constatar a través del uso de fuentes primarias, que existen algunos antecedentes destacables, cada uno con su historia, comunes a muchas de estas prácticas: Mesmerismo, Astrología, Medicina germánica, Biodescodificación y sorprendentemente Psicología positiva y autoayuda, tanto en la forma, como en el fondo en que se presentan estas "disciplinas" bajo un halo de novedad y supuesto impacto terapéutico. 

El formato testimonial y el estudio de caso de curación milagroso es preferido para presentarse como "descubrimiento científico" que va a suponer una auténtica revolución en la curación, incluso y fundamentalmente de procesos biológicos como el cáncer. Es en este punto que sorprende cómo se dan por hecho interacciones inauditas entre lo psicológico y lo fisiológico, si es que no todo se considerara una misma naturaleza, en una suerte de hipóstasis, lo cual es lo más probable a la luz de la ciencia (todo es materia). En este orden de cosas siempre se apela a una energía que responde más al concepto más pervertido de la historia de la física, pateando cualquier manual de Termodinámica, puesto que la energía no tiene signo y energía y vibración no son lo mismo. Ni hablemos ya de "trabajo" o "julios". Además de no entender en absoluto que la energía también es materia. 

La excentricidad, lo bizarro y el pensamiento mágico son la premisa básica para construir una pseudoterapia, sería fácil, para un niño de siete años y tal vez para un chimpancé de tres años, destruir la lógica sibilina que gobierna las proposiciones de estas supuestas alternativas terapéuticas. No hay coherencia ni evidencia, no hay isomorfismo con la realidad,  no hay criterio de verdad que soporte a ninguna de ellas. Si bien, todas parten de retales de alguna ciencia y utilizan términos prestados incluso de la ingeniería. Eso sí, no se acogen al método científico, no se someten a ensayos clínicos aleatorizados o estudios con diseño experimental. Lo más sorprendente es la mala praxis llevada al límite que supone tomar parte de técnicas terapéuticas contrastadas y convertirlas en un show mediático sin fundamento y lógica, lo cual induce a la iatrogenia y por tanto, desmonta la idea de que se trata de técnicas que en el peor de los casos son inocuas. 

En la mayoría de los casos presentados por los estudiantes se pudo comprobar cómo incluso estas supuestas terapias pueden generar problemas de conducta a pacientes completamente sanos, todo bajo el fraude y el engaño, muchas veces acrecentado por el agravio económico para el paciente. Amparándose en vacíos legales, la inacción de las asociaciones profesionales y la inoperancia de los gobiernos se aprovechan de la vulnerabilidad de sus víctimas, porque ya los pacientes son víctimas y quienes usan estas técnicas son victimarios. Cuando además, semejantes atrocidades pseudoterapéuticas son mostradas en una pantalla se convierten en el mejor de los casos en un reality y en el peor de los casos en una auténtica snaf movie. Hasta el uso de la metáfora resulta insoportable en manos de un pseudoterapeuta. El cénit del despropósito se cumple cuando la pseudoterapia se anastomosa con la religión, sea de origen cristiano o budista, raramente musulmán o judío. Usted solo debe poner todo su dinero y su Fe a disposición del chamán de turno y caerá rendido a sus encantos. Se concretará la estafa y seguirá el ciclo del fraude. 

Esta historia tiene un final triste, puesto que difícilmente un científico de prestigio va a perder tiempo en deslegitimizar una pseudoterapia, se considera que por sí mismas se desacreditan y esto conlleva a una falta de estudios que las pseudoterapias capitalizan a su favor. Asimismo, la debilidad de la Psicología como ciencia hace que hasta psicólogos, graduados y hasta con maestría caigan en la trampa. Los problemas de demarcación de la ciencia contemporánea y el relativismo imperante poco ayudan en tiempos del todo vale. Es aquí cuando nos preguntamos ¿Pondremos una vela a nuestro santo favorito o nos curaremos del espanto para afrontar este problema eterno de las pseudoterapias?




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