jueves, 29 de febrero de 2024

No humanices a los animales...los animales.

 "Así como la sociedad disciplinaria foucaultiana producía criminales y locos, la sociedad que ha acuñado el eslogan Yes We Can produce individuos agotados, fracasados y depresivos." 

Byun Chul-Han


El disco de oro que la Nasa grabó en 1977 y que llevan las sondas Voayager, incluye discursos de presidentes, saludos en 55 idiomas, sonidos humanos como risas, música y sonidos de la naturaleza, como llamados de animales. Tal y como dijo su promotor principal, Carl Sagan, se trata de un mensaje de esperanza dirigida a otras civilizaciones. 

Si nos encuentran los extraterrestres, porque es bien delicado matemáticamente decir que nosotros contactaremos con ellos, se toparán con algo bien diferente a lo que puedan ver, escuchar y tal vez sentir al revelar la información contenida en las Voayager. 

Hace diez mil años había unos 5 millones de personas en el mundo. En la década en que el hombre llegó a la luna (1969) había 3 mil millones, veinte años después había 4 mil millones, casi 40 años después hay el doble, 8 mil millones de personas. Es posible que necesitemos alguna especie que nos supere en la pirámide de los necrófagos. 

Además del peligro de la sobreexplotación de la naturaleza y la retroalimentada aceleración del cambio global, la mano del hombre es la responsable, como agente directo, de la desaparición de un millón de especies. Se considera que la empatía se ha reducido en un 40% y la inteligencia, desde 1990 ha ido decreciendo y revirtiendo el efecto Flynn (2 o 3 puntos más de CI por década).

La huella de carbono no ha parado de crecer —se ha multiplicado por 11 desde 1961— y ya supone el 60 % del impacto total del hombre en el medio ambiente.

Si se pregunta cuántas guerras ha habido desde la segunda guerra mundial puede usted considerar que pocas, pues le diremos que ha sido una centena. 

La Oficina de Naciones Unidos contra la Droga y el Delito mantiene causas judiciales abiertas por explotación infantil en 71 países, la mitad de los casos son por explotación sexual. 

Se estima que en USA se gasta entre 250 y 400 billones de dólares americanos en combatir los crímenes perpetrados por psicópatas. 

Si le preguntamos a la IA sobre la crueldad nos contesta: 

    "Es importante recordar que la crueldad es una característica humana y no se puede atribuir          a otras especies de la misma manera". 

La prevalencia de los problemas de salud mental está en un 27,4%, siendo ya este tipo de "patologías" las más prevalentes en el siglo XXI. 

Si son ustedes creyentes, pero también si no lo son, después de leer este post, probablemente hayan pensado que el ser humano es el elegido y efectivamente, es preferible no humanizar a los animales.

"Ser elegido es una noción teológica que significa: sin mérito alguno." 

Milan Kundera






martes, 13 de febrero de 2024

Golpeando el labio: olas como Zeitgeist


“Cuando era estudiante, los de mi edad y yo escuchábamos constantemente la historia de que si trabajábamos duro y lo hacíamos bien —y, por supuesto, si íbamos a la universidad y obteníamos un título— tendríamos un trabajo seguro de por vida. Por aquel entonces, la idea de que una persona que tuviera un título universitario no conseguiría un trabajo era absurda. Si una persona con estudios universitarios no tenía trabajo era porque no quería.” 

Ken Robinson

El gran scouser, gurú de la educación, ya lo indicaba hace 8 años. Quién nos diría a los baby boomers y generación X que nuestra formación quedaría obsoleta, 15 años antes de la ansiada jubilación. Los retos de la academia de nuestro tiempo son tan mayúsculos y trepidantes que apenas podemos contemplarlos estupefactos. Es como si un petiso de 75 cm (con perdón) le disputa una partida rápida de ping pong a Fan Zhendong. Esbozaré en este post algunos de estos retos imposibles.

En el caso español recuerdo cuando se decía que la LRU (Ley de Reforma Universitaria) era como las tablas de Moisés (corría el año 1983 y yo era un recién estrenado estudiante universitario) pues próximamente asistiremos ya a la cuarta ley de reforma universitaria. Lo cierto es que los cambios no han impedido la podredumbre del sistema. En un artículo magistral Huguet-Canalís et al. (2024) de la Universidad de Lleida desbrozan, con elegancia y más de un eufemismo, algunos intríngulis del sistema:

"En su conjunto, los apartados citados responden a un denominador común: el que el Journal Impact Factor de una determinada revista se haya visto traducido en medida de la calidad de un artículo que    aparece en ella (Delgado et al., 2021), de manera que publicar sea la pesadilla angustiosa de todo          universitario, sin tomar en consideración su trivialidad o grado de relevancia social (FernándezCano, 2021). Ello se traduce en primar este tipo de actividades sobre otros aspectos fundamentales como puede ser la docencia que pasa a un segundo plano en la actividad universitaria. Por otra parte, la exigencia de productividad científica redunda en beneficio de determinadas tendencias investigadoras más favorables a producir resultados de forma expeditiva y en comportamientos de dudoso proceder: plagios, manipulación de datos y muestras, coautorías ilegítimas, etc. (Delgado et al., 2021; Repiso y Delgado-Vázquez, 2023), lo que ha ido ligado a la aparición de los denominados predatory journals y megajournals que, habitualmente, no cumplen los cánones más básicos de la comunicación científica (estándares de revisión, pagos por publicar, amplio abanico de temas, o calidad de los trabajos) (Bagues et al., 2019; Callaghan y Nicholson, 2020; Repiso y Delgado-Vázquez, 2023), cuestión que afecta de manera singular a España, divergiendo de forma significativa respecto al patrón imperante en el resto del mundo (Delgado y Martín, 2022; Repiso y Delgado-Vázquez, 2023). Es en este contexto, en absoluto exclusivo del ámbito español (Mingers, y White, 2015; Sayer, 2015), donde se producen la Declaración de San Francisco de evaluación de la investigación (DORA, 2013) y el Manifiesto de Leiden (Hicks et al., 2015)." (p.51).

Que conste que hace dos años, El país ya denunciaba la endogamia, corrupción y nepotismo en la universidad, la latinoamericana no está exenta de estas lacras. 

Pero la debacle no es exclusiva de España, ni exclusivamente ética. Si bien, el caso "Luque" sacudió los más sólidos cimientos del sistema, pero tal vez el caso más sangrante de los últimos años es el de Andrew Wakefield publicado en The Lancet y posteriormente retirado (1998) que sometió a prácticas invasivas a niños autistas para probar un método pseudocientífico de curación de la enfermedad, pueden verse algunos casos más resumidos en "El confidencial", mas no se me despisten. Hay quien se pregunta incluso si el actual sistema de revisiones científicas promueve, promociona, insta a las conductas poco éticas entre los científicos. En español y en inglés pueden leer al respecto (1) (2) (3) y (4).

Y hay más problemas, Nunzio Quacquarelli, presidente de QS World Ranking que lleva 30 años de experiencia en evaluar universidades en una entrevista promocional dice: 

“What we found was that natural scientists were often sceptical about the use of surveys as an approach to comparing universities."

Es decir, en general, los científicos de ciencias duras no están muy contentos con la forma de evaluar, métricas incluidas, de los sistemas de acreditación de calidad, que además, convierten en un vía crucis burocrático el día a día de los investigadores, hasta transformar en absurda la labor universitaria. 

Pero además de los retos internos, a los que hay que incluir la actualización en los modelos de enseñanza-aprendizaje, la automatización de procesos para garantizar la operatividad de las universidades, la respuesta a situaciones emergentes (Covid 19, huracán María en Puerto Rico, etc.), la oferta de tecnología para los estudiantes, adaptación a la experiencia universitaria o el clima laboral entre otros. Existen retos externos, que son los que imponen el cambio generacional tres generaciones conviven entre el profesorado y los estudiantes, X, Y y Z y las tres presentan tantos niveles de incomprensión entre ellas que parecen de planetas diferentes. La generación X fue una generación verbal y lo mismo los baby boomers, anteriores a esta generación, los Y y Z son nativos digitales. Lo más preocupante, dice mi colega Nicolás Parra Bolaños (psicólogo que trabaja en Medellín y tiene amplia experiencia con jóvenes) tiene que ver con que la generación Z considera inútil, improductivo y hasta contraproducente tener estudios universitarios y lo cierto es que es una generación preparada para el mercado laboral. Habilidades blandas y cualificaciones profesionales rápidas han desplazado por completo a largas carreras universitarias absolutamente fútiles y en período de obsolescencia para ser absorbidas por el mercado. Simplemente, el mercado laboral no necesita a la universidad pero la universidad necesita imperiosa e inexorablemente al mercado laboral, se ha hecho esclava de él.  

Otro problema fundamental tiene que ver con que los profesores universitarios, dentro de sus organizaciones, han devenido en individuos flotantes (en el sentido de Marino Pérez) y deambulan como zombies en Walking Dead por la academia, buscando plata o estatus, en un sistema que los aísla en pro de una búsqueda de reconocimiento individual en un ordenamiento de méritos absolutamente falocrático. Esta línea, que es un delgada línea roja, a la que muchas autoridades universitarias dan simplemente la espalda, por complacencia, codicia genética, o falta de consciencia colectiva porque proceden de una clase social digamos que poco empática, es una línea que mi admirado Jose Manuel Castellano, de procaz pluma, definía perfectamente en su blog poco antes de dejarnos desolados con su partida (Cfr. "Cansado, harto y asqueado" de Castellano-Gil). 

Y aún hay más, a la hora de tomar decisiones importantes uno ya no puede ni esperar que Harvard garantice decisiones con solvencia ante la gestión de un conflicto. Recientemente la agencia de noticias Reuters ha publicado en twitter (X) que un juzgado de Massachussetts ha desestimado la acusación de varias familias contra Harvard por mal manejo de la morgue de la escuela de Medicina, estas familias habían donado los cuerpos de sus familiares fallecidos para el bien general entregándoselos a la ciencia y lastimosamente se enteran de que con algunos de los cuerpos se ha comercializado en el mercado negro. No hace mucho asistimos también al bochornoso espectáculo en el parlamento norteamericano sobre la inacción de varias universidades del top10 mundial en el conflicto palestino-israelí. Otro oxímoron lo vivimos hace tres años, cuando el Covid 19 nos golpeó hasta casi el exterminio y lo hizo, paradójicamente, en China, donde están las mejores Facultades de Medicina y probablemente el mejor sistema sanitario. 

Las universidades siguen estando en la cresta de la ola, pero totalmente descentrados en la tabla, sin saber cómo "golpear el labio" en argot surfero (subirse a la ola) y ya son outsiders no sólo del sistema capitalista, sino también del zeitgeist


*Haga click en la imagen para ver la fuente de la misma. Advertencia: no es que el sentido de la academia sea ser millonario, pero tampoco lo es arruinar vidas. 

A pocas horas del día del amor y la amistad, dedico este blog a mis amigos Nicolás Parra Bolaños y Jose Manuel Castellano Gil (DEP).



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