Aquí estamos para reconocer, un día después de 119 años de
su natalicio, al psicólogo experimental más importante de la historia, B.F
Skinner. El segundo más citado de la historia de la Psicología, con un índice h
de 118 según webometrics, el primero es Sigmund Freud con un índice por encima
de 200, sin olvidar que Freud fue un brillante neurólogo, más no psicólogo y
atesora unos 128 años sin evidencia científica de sus postulados. Es en esta
tesitura que Skinner y yo nos quedamos solos en mi via crucis por el
anhelo de una Psicología objetiva, bueno, casi solos, no nos olvidamos de papá
Watson y el abuelo Pavlov y es que Skinner nace el mismo año en que Pavlov
recibe el premio Nobel de Medicina.
En el contexto de los estudios del laboratorio de Psicometría,
Psicología comparada y Etología nos interesamos por los clásicos de las
ciencias de la conducta y por los psicólogos experimentales que han aportado a
esta ciencia y en concreto nos acercamos con fascinación, denuedo y casi
obsesión al conductismo. Es por ello que comenzamos con la aventura de una
serie de publicaciones, más enmarcadas en nuestra afición por la historia de la
Psicología y el estudio del aprendizaje que por la frialdad de los números que
nos ocupa frecuentemente cuando trabajamos en medición y Psicometría. Todo ello
bajo la perspectiva que busca colocar a la Psicología entre las ciencias
básicas, esenciales o fundamentales, es decir, la Física, la Química, la
Biología y las Matemáticas. A pesar de que los editores de esta obra hayan
seguido el camino fenomenológico nosotros estamos empeñados en transmitir a
nuestros alumnos la importancia del rigor metodológico en cada uno de sus actos
como psicólogos y tecnólogos de la conducta. Es en este contexto y a partir del
capítulo “Buhrrus Frederic Skinner: la cognición ante la conducta” que escribí
para “Una Historia de las Ciencias de la conducta vol. I” que me hizo acreedor
de un espacio entre los grandes en este homenaje a Skinner. Fue gracias a ese
capítulo, en un libro que para nosotros tuvo un alcance inusitado, que Manuel
Porcel contacta conmigo para escribir “Controversia Chomsky vs. Skinner:
observaciones ad hoc”. Por aquel entonces únicamente fue una propuesta loca
mía, así sin ton, ni son, pero preocupado por los mitos sobre la mal llamada
“revolución cognitiva”, especialmente tras leer las barbaridades que Howard
Gardner comenta en su texto de 1987.
En el capítulo que hoy presentamos encontraremos fuentes que
nos permiten respaldar no sólo la magnitud de Skinner como adalid de la ciencia
en Psicología, sino que también conoceremos más sobre su aporte a las teorías
del aprendizaje y en concreto a la técnica de moldeamiento de la conducta
verbal, una de las cuestiones de más vigencia en la Psicoterapia contemporánea.
El nombrado por la APA en 2002 como el psicólogo más eminente de la historia de
la disciplina está presente en la mayoría de las técnicas con evidencia
científica para la intervención psicológica.
Con respecto exclusivamente a la conducta verbal Skinner
señala en su obra “La conducta de los organismos: un análisis experimental” en
1938 (p.442)
“No se puede decidir en este
momento si se justifica o no la extrapolación (se refiere a la generalización
de la conducta animal a la humana). Es posible que existan propiedades de la
conducta humana que requieran de una clase distinta de tratamiento. Esto solo
puede asegurarse aproximándose al problema de manera ordenada y siguiendo los
procedimientos acostumbrados en una ciencia experimental”
Y continúa en “Conducta verbal”:
“El análisis de la conducta
verbal es la relación funcional entre un tipo de respuesta y las variables
independientes que controlan la conducta no verbal, es decir las operaciones
motivadoras, estímulos discriminativos y consecuencias”
La complejidad del estudio de la “Conducta verbal” queda de
manifiesto al contemplar el tiempo que Skinner se tomó para escribirla, desde
1934 a 1955 (según Ribes, 2008, p.333).
Es en el año en que muere su gran referente, Ivan Pavlov,
cuando publica “El sumador verbal como método para el estudio del discurso
latente” en Journal of Psychology en 1936. Sería un antecedente de la excelsa
obra del ’57.
Existen muchos interrogantes sobre la obra, entre otras
cosas el ¿Por qué se demoró la traducción al español? Casi 20 años después. Es
poco conocida la influencia de la obra Conducta verbal en desarrollo de óptica
y astrofísica e incluso sus retroalimentaciones con la teoría de la relatividad
especial de Einstein.
Por otra parte, la réplica de Chomsky, ignorada incluso por
los cognitivos experimentales más puros, como el español Fernando Cuetos Vega,
experto mundial en afasia, el cual señala que sorprende el éxito de la réplica
chomskiana pues como indican Bayes y el propio McCorquodale en 1970 no supera
el nivel de un lenguaje que resulta hasta soez. Una crítica tal vez
prefabricada en Syntactic Structures, mismo año de publicación de la obra de
Skinner, lo cual, sin duda, despertó recelo en Chomsky, que probablemente
influyó en Language para que McCorquodale no pudiera publicar su contrarréplica
en la prestigiosa revista y tuviera que hacerlo en Journal of Experimental Analysis of Behavior, teniendo una notable
difusión. A esta seguirían la de
Richelle, Segal, Palmer y College. Chomsky, absoluto desconocedor de nada que
tenga que ver con la Psicología científica en el año 54 ya realizó algunas
duras críticas al conductismo sin considerar eventos fundamentales en el debate
como el congreso de RICE donde el mismísimo humanista Carl Rogers hizo una
enconada defensa del conductismo radical skinneriano.
Cuestiones como la falta de recursividad en el lenguaje de
la tribu de los Pirah ha sido un argumento de arma blanca en contra de la
gramática generativa de Chomsky que pretendía acabar con el reinado de
Bloomfield como el mayor lingüista de todos los tiempos, conductista declarado,
por cierto. Los recientes avances en los estudios sobre adquisición del
lenguaje en infantes dan cuenta de las predicciones realizadas por la teoría
operante y dejan fulminadas las teorías constructivistas. Estas y otras
disputas intelectuales a debate son analizadas en el capítulo “Controversia
Chomsky vs. Skinner: observaciones ad hoc”. Una controversia que Bayés
considera ad hominem. A día de hoy son miles los trabajos derivados de la obra
“Conducta verbal” de Skinner y a jucio de Salzinger presenta muchas más
posibilidades de trabajo experimental. Un gran grupo de estos trabajos
responden al término clave “baby talk”, por ejemplo, los estudios de Judith
Rich Harris sobre la teoría de la socialización grupal y que fueron premiados
con el George Miller de Psicología, absolutamente congruentes con las teorías
del condicionamiento operante sobre el lenguaje.
Finalmente, no debemos olvidar que en Lingüística no quedan
apenas chomskianos menores de 60 años y los aportes de “Conducta verbal” de
Skinner son hoy utilizados en los artilugios algorítmicos de la Inteligencia
Artificial.
Sería muy interesante que los estudiantes de Psicología
supieran más de historiografía para poder potenciar su lectura crítica de la
disciplina y no caer en los errores perpetuados por el lobby del MIT (Gardner,
Chomsky y compañía) con los cuales
también estará enormemente resentido el pequeño de Aveirón, tan nítidamente
perfilado en la película de 1970 “El
pequeño salvaje” de Truffaut que lo poco que aprendió a hablar fue gracias a
procedimientos de modificación de conducta, porque por genética, como predicen
las teorías chomskianas jamás hubiera articulado más allá del sonido gutural de
un pitecántropo.