lunes, 16 de diciembre de 2019

Carta a Otto

Querido Otto, aunque tu Otto es otro Otto, Otto von Bismarck, a mi siempre me recordó al psicoanalista Otto Rank y vos que tienes nombre de insigne psicoanalista me entenderás y ahora que has trascendido me entenderás mejor. Tengo en mi pecho clavado un profundo dolor por tu partida, casi tanto como el que tendrá tu mamá humana y querida amiga y compañera de fatigas docentes, Carina. Mi pesar Carina, todo mi pesar por la pérdida.

Sabes querido Otto, aún recuerdo con viveza nuestros momentos en el río, con la Caperuza y la Borita, seguro que tu olfato te ha delatado deleitándote con tales memorias en algún momento. Tus orejotas caídas bien remojadas, tu ladrido inconfundible y tu mirar sereno y maduro, tu instinto protector propio del can más noble, propio del amigo fiel e inseparable, cuánto vacío nos deja tu ida amigo mío.

Te escribo en este momento porque era muy difícil que nos pudiéramos volver a encontrar y de repente, a pesar de tu avanzada edad, tu hora se nos adelantó inesperadamente... Tu me entenderás, comenzaba esta carta, con el tu me entenderás, tu que llevabas la empatía escrita en tus ojos, tu que siempre tenías un gesto a pesar de la irracionalidad humana. Como psicoanalista insigne entenderás que Tánatos está en las acciones de los hombres casi cada instante y seguimos intentando comprender lo incomprensible, la envidia, la codicia, la ignorancia, la guerra, la perversidad, la manipulación, la ignominia de ser humano, eso vivimos y viviremos hasta el fin de nuestros días al lado de otros seres humanos, algo escrito a fuego en mis genes y no en los tuyos. Nos queda el gozo de saber que has vivido con quien tanto te ha amado y cuidado hasta tu último suspiro, gracias Carina por presentarme a mi amigo Otto, al que llevaré siempre en mis neuronas y con quien tuve el gusto de compartir tan hermosos momentos, una región suave de los recuerdos de la incomprensible y perpleja experiencia humana.

Hasta siempre querido Otto y otra vez, esta foto


viernes, 6 de diciembre de 2019

Atados como perros a la pata de una silla

Frecuentemente la voz "perro" más que "can" tiene una connotación peyorativa en las diferentes versiones panhispánicas de la lengua española. Para muchos sin embargo, su perro es lazarillo, es guardián, es compañía y es fidelidad, es familia. En la familia académica los perros han sido los docentes-investigadores, más en su faceta de científicos que en la de académicos. Los investigadores son hoy más que nunca la enseña carismática de las universidades, sin embargo, no siempre están bien tratados por las instituciones. En este artículo no particularizaremos y hablaremos de forma genérica cuando nos refiramos a "institución" y también a "administración" o "gestores". 


En el artículo "Ubú, reina en la universidad francesa: disminución de créditos y aberraciones burocráticas" publicado en Le Monde Diplomatique en español en su número 263 de 2017,  se dice:



"alumnos en busca de universidad, profesores exasperados, facultades al borde la asfixia... No se puede decir que el nuevo curso comience bajo los mejores auspicios. A fin de recortar los fondos públicos dedicados a la educación superior francesa, los Gobiernos han diseñado normas cuantitativas y dispositivos que conducen a un aumento de la burocracia. Hasta el absurdo".  Garrigou (p.27). 


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De este último absurdo trataremos en este artículo y de todas las sinrazones que hacen que el profesor universitario, en todo el mundo y más que nunca hoy en día, se sienta como perro atado a la pata de una silla. 


Si usted se está preguntando por qué su institución no tiene la producción científica deseada la contestación tiene que ver con un par de conceptos conjugados, i.e., malas y buenas prácticas, fundamentalmente administrativas y burocráticas, aunque algunas tienen que ver también con la praxis científica no serán abordadas en esta entrada, para ampliar la información en tal sentido se recomienda ver Tomás-Folch, Mentado y Ruíz (2015). Como el que escribe es un ferviente admirador de Hobbes hablaremos de las malas prácticas enumeradas a continuación: 


Ejecutar un proyecto de investigación, al menos en la universidad ecuatoriana, aunque los artículos arriba mencionados hacen sospechar que en otras también, se ha convertido en una heroicidad homérica o pompeyana debido a la tramitomanía, en varios sentidos, por el número interminable de la cadena de autorizaciones, por los tiempos de los procesos a menudo varados en una mesa como varadas se quedan las ballenas en las playas y por la ausencia de control en el flujo (no existe en la mayoría de ocasiones un gestor de procesos tan simple como el que usted encuentra en los servicios de paquetería o en su proveedor de internet). Muchas veces las autorizaciones dependen de personas no competentes en el área investigativa. 


Reglamentos inexistentes, obsoletos, confeccionados por personas que no han publicado en su vida o son inexpertas, bases de convocatorias poco exhaustivas y precisas. 


Personal administrativo absolutamente ajeno a la investigación e incluso a lo académico. 


Veneración por el papel o  síndrome de Diógenes digital que nos aqueja en los últimos tiempos, a saber: millones de grupos y formas de comunicación donde reposan documentos digitalizados perecederos a corto plazo y sin gran utilidad, lo cual redunda en cementerios de repositorios institucionales que poco o nada tienen que ver con la actividad investigadora. 


Cuando algo falla, nadie se hace responsable de nada y menos por escrito, todo el mundo culpa a alguien y casi siempre el responsable y chivo expiatorio acaba siendo el docente-investigador. 


El administrativo es un ente intocable que tiene establecido un horario hasta para hacer sus deposiciones y claro está a esa hora justamente llega uno a ventanilla. El investigador labora incluso en su tiempo libre y sacrifica tiempo de su familia para responder a las exigencias productivas. El sistema es claramente inicuo en este punto. Se conoce claramente el criterio, infantil y ridículo del número de papers para evaluar al investigador pero nadie evalúa la eficacia y eficiencia en los procesos y personal administrativo o esta evaluación no es conocida y socializada a toda la comunidad universitaria. 


Los sistemas de información únicamente sirven para aumentar la carga física y mental del trabajo del docente no para facilitar su trabajo (por cierto ¿ ya han usado el foro ?). Si la informática no sirve de apoyo para el docente, entonces simplemente no necesitamos de la informática. Especialmente en Latinoamérica ha existido  una academia arrodillada ante el área administrativa y gubernamental, soslayando la libertad de cátedra y de investigación en una vejación interminable y continua. 


Como dice Alber Einstein (en Rengel, 2018¿Cómo es posible, con una centralización de gran envergadura del poder político y económico, evitar que la burocracia llegue a ser todopoderosa y arrogante?


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Fuente de la imagen: pinterest








viernes, 11 de octubre de 2019

Hijos del páramo, hijos de la tierra

Que a los hijos del páramo, hijos de la tierra, la Pachamama los bendiga. Quisiera tener el corazón indígena, su valentía y hasta el color de su piel. Recuerdo cuando era chico en mi paisito (Uruguay) jugaba con unos vaqueros e indios de esos de plástico, mi mamá que siempre la recuerdo a mi lado, me decía: "hijo, por qué en tus juegos siempre ganan los indios" yo, con esos ojitos y piel blanca de criollo le decía "mami, yo soy Charrúa", mi madre sonreía con ternura y más que nadie comprendía mi sueño imposible, ahí comenzó la historia de mi empatía. Por desgracia, en estos días, en mi nueva tierra de adopción (soy un irredento nómada y apátrida que vino a que le conquistara el paraíso ecuatoriano) he visto y he vivido amargos momentos y al tiempo, emocionantes jornadas de movilización social, no solo de la causa indígena, sino también de gran parte del pueblo ecuatoriano (ahí empiezan los heraldos negros, más abajo les pongo el poema de César Vallejo). La contemplación de tantas imágenes, sonidos, sollozos, llantos y golpes sufridos por este bendito pueblo en estos días, me resquebrajan el alma pero sobre todo, desatan en mí la trágica impotencia de unos tiempos donde las movilizaciones sociales forman parte de un anacronismo vago contado con absoluta desensibilización desde las redes sociales, porque la prensa, Dios mio, la prensa ha pasado a ser parte del aparato de anestesia colectiva y la sociedad unidimensional de la que hablaba Marcuse... ahora entiendo la neutralidad referida por McQuail. Volviendo a la causa de los hermanos indígenas del Ecuador, ésta se ha convertido por mérito propio en su causa, no tanto porque no sea la de todos (la causa de la socorrida espalda de los pobres sosteniendo la deuda pública del mundo)  sino porque ellos la lideran con la entereza, la firmeza, la valentía, el coraje, la honestidad, la gallardía, el ímpetu y el honor que, definitivamente ha perdido la "clase" política. Su representación, casi en carne viva, ha sido tan gráfica en estos días, viendo su transitar del campo a la ciudad en riadas de solidaria y preclara convicción que no conmueve únicamente a los sociópatas, porque el resto, los demasiado humanos, que diría Nietzsche, recordamos al ver la crudeza de su lucha, las purulentas llagas del poema de Hughes, denominado tan certeramente: JUSTICIA, palabra que lleva el pueblo indígena ecuatoriano escrito en la frente.

JUSTICIA

Que la justicia es una diosa ciega
Es algo que nosotros los negros entendemos:
Su vendaje oculta dos llagas purulentas
Que una vez quiza fueron ojos.

Langston Hughes (Estados Unidos, 1902-1967)
Traducción de León Blanco


LOS HERALDOS NEGROS

Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma. ¡Yo no sé!
Son pocos; pero son. Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.
Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Estos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.
Y el hombre. Pobre. ¡Pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.
Hay golpes en la vida, tan fuertes. ¡Yo no sé!

César Vallejo, 1917, poeta peruano




domingo, 29 de septiembre de 2019

Psicología de la Educación para maestros

El próximo martes 1 de octubre del corriente tengo el honor de presentarles el nuevo libro de la editorial Centro de Estudios sociales de América Latina que dirige el profesor titular de la UNAE, el Dr. José Manuel Castellano, nada que ver con el político y sacerdote uruguayo, el canario conduce la editorial cuencana con paso firme a la democratización del conocimiento. El texto, de difusión gratuita, tiene por título "Cuaderno de Prácticas de Psicología de la Educación" y va más allá de un simple libro de notas universitarias para la realización de prácticas docentes. Les invito a conocerlo el próximo martes en el auditorio de posgrados de la Universidad Católica de Cuenca.


sábado, 17 de agosto de 2019

Educación inclusiva para la exclusión

El título de esta entrada les puede resultar paradójico, de hecho lo pretende. Intentaré contar brevemente una  historia ficticia basada en hechos reales derivados de experiencia acaecida recientemente en varios colegios e instancias de Cuenca, Ecuador. Algunas de estas experiencias han sido negativas y otras positivas. Por elegancia no mencionaré nombres en el caso de las experiencias más amargas y como reconocimiento público y expreso si lo haré de las positivas. Debe tenerse en cuenta que aunque cada vez menos, estos hechos son percibidos como extranjero.

Nota: los hechos narrados a continuación son ficticios en lo tocante a datos sociodemográficos

LIM es una niña de 17 años que ha pasado sus 5 últimos años en Ecuador, es decir, una cuarta parte de su vida y tanto, se siente y sufre casi como ecuatoriana puesto que su despertar adolescente lo ha vivido acá y sus mejores amigas son ecuatorianas. Siempre ha sido una niña con dificultades de salud y déficit de atención pero posee una inteligencia por encima del promedio según pruebas psicométricas al uso. Historia de vida compleja con proceso migratorio de fondo y madre víctima de violencia de género. Escolarizada desde hace 3 años y medio en Ecuador. Sin alteraciones de conducta salvo lo mencionado con anterioridad. El curso pasado tuvo un incidente aislado que fue conceptualizado como falta grave de conducta por lo que obtuvo una "C" en su calificación conductual en décimo,  siendo de "B" en primero de bachillerato, curso que tuvo que abandonar por razones de salud.

Con estos antecedentes la niña acude con su madre iniciar el proceso de matrícula la cual es negada por la institución particular en la que cursaba estudios. Además el centro argumenta su potestad para hacerlo y simplemente le dice que no hay "cupo" lo cual es constatado como falso por otros medios. Desconocedora la familia del sistema se le instó a que solicitara desglose de su expediente en el momento en que se vió obligada a retirarse por enfermedad. Este hecho facilitó al centro la "expulsión velada" que pretendía, puesto que la madre de la niña ya había solicitado el desglose y eso supone acá una renuncia expresa. Lo cierto es que el trato por parte de los docentes siempre ha sido bueno, simplemente el DECE y el Rectorado han actuado con una frialdad psicopática, inaudito pero cierto. Después de acudir a otras 3 instituciones particulares es rechazada por considerarse alumna de "inclusión" y por haber agotado los cupos para niños de educación inclusiva en el centro. Aún así en una de estas instituciones cobran la inscripción (15 dólares) para luego negar la entrada. En otra institución se le realiza un examen, sin saber contenidos de ningún tipo la niña debe prepararse de forma intensiva un fin de semana, obviamente fracasa en el examen puesto que además en el área de matemáticas tenía adaptaciones 1 y 2 y el examen es sin adaptaciones.

Lo ocurrido posteriormente es una historia relativamente feliz, tanto en la sección distrital 2 como en la UDAI de Cuenca (Unidad de Apoyo a la Inclusión del Ministerio de Educación) como en la Sede (colegio Federico Proaño) donde se realizan las preinscripiciones para colegio fiscal, la atención es simple y llanamente EXQUISITA. Cabe decir que en el Colegio Iberoamericano de Cuenca se le otorga una oportunidad tras una entrevista no sólo agradable sino esperanzadora. No todos los particulares son para niños perfectos y adinerados, algunos valoran la persona por encima de todo, ese es el caso del Iberoamericano (por razones de distancia al domicilio la familia decide no hacer uso de tan gentil oportunidad). Finalmente se la ubica en un colegio fiscal de su parroquia por lo que continuará su escolarización normalmente, D.m.

Las conclusiones son las siguientes:
1) Algunos colegios particulares de la ciudad tienen una visión elitista y segregadora de la educación, solo para niños perfectos, con altas calificaciones, blancos, de buen apellido y con buena billetera. Muy en la línea aria de la Alemania de 1932.
2) El modelo público en Ecuador no funciona tan nefastamente como se pretende transmitir en la rumorología popular, más bien es todo lo contrario.
3) Los niños huyen de las evaluaciones de inclusión porque esto supone una etiqueta de la que difícilmente van a poder desprenderse y que muchas veces no se tienen en cuenta o no sirven para los cometidos que deben tener, es decir adaptar el currículo a los niños.
4) Hay docentes que ven al alumno de inclusión como un brote de peste, sobremanera si tiene problemas conductuales.
5) El trabajo de los DECE de los colegios particulares se ha convertido en una oficina de fiscalización de la conducta y filtro purificador del alumnado.
6) Las UDAI's hacen un trabajo poco reconocido y tremendamente valioso, necesitan de mayor dotación instrumental y humana.

Se necesita un mayor apoyo a la inclusión y un mayor control por parte de la administración pública del trabajo realizado por las instituciones particulares. Sigo siendo un firme defensor y partidario de la educación pública.

Un agradecimiento especial a la dra. Ruth Pesántez, psicóloga educativa cuencana de las que luchan por la quimera de una auténtica inclusión educativa.




sábado, 20 de abril de 2019

PhD's en la Universidad, el fin de la discusión

Como ya es habitual en Ecuador, el tedio de la acción política, la curva de Greenberg (en términos periodísticos) o simplemente cualquier otro proceso estocástico o determinístico conspiratorio, ha situado nuevamente a los PhD en el punto de mira de la opinión pública, lo cual supone división de la audiencia casi en partes iguales por propia idiosincrasia teórica de tales fenómenos (cfr. Claudio Monzón). Esta entrada no obstante, no pretende ser salomónica ni busca complacer al mass appeal, simplemente añadir leña al fuego o en el peor de los casos convertirse en "palomino por añadidura" como aquel ave que proveía la cazuela de Don Quijote. Asimismo, es sabido, que el debate ha sido reabierto por un grupo de asambleistas. Las intenciones más parecen obedecer al legítimo prurito ahorrativo (de ligero tufo neocon) que sirva como suculento lenitivo a la caja del Estado, puesto que se antoja obvio que con la medida no se busca incrementar la calidad del sistema. Otras voluntades más aviesas relacionadas con perpetuar sillas o sillones o pago de favores no se contemplan en este artículo.

La temática no es nueva, en este mismo blog el lector puede leer "De científicos a chanchos" o "Ser o no ser PhD" entre otras entradas dedicadas a la temática.

Realmente, el debate podría acabarse rápidamente con dos argumentos, a saber: el término doctor procede de la voz latina "doceo, doces, docere" (enseñar) y más concretamente de "doctorum" conjugación infitinita futura del verbo anterior que significaría "haber de enseñar" lo cual en castellano actual resulta cacofónico y podríamos traducir  muy libremente como "deber enseñar o deber de enseñar". En segundo lugar, dudar de la necesidad o no de incluir doctores en las instituciones de educación superior sería como dudar de que un sacerdote debe saber Teología o un astronauta debe saber Astrofísica. En este mismo sentido, casi todos los países del mundo consideran inherentes las labores de docencia, investigación y tutoría, fundamentalmente en la educación superior. En casi todos los países se ha incluido además el término Doctor en Filosofía (PhD) como generalización para aquellos que han sustentado una tesis doctoral después de un proceso que de promedio dura 3 a 4 años e incluye diferentes fórmulas de posgraduación y un proceso investigador de alta especialización y exigencia. Es por ello que el título de PhD es el más alto grado de estudios que puede alcanzar una persona. En los países más desarrollados además es un requisito o mérito para acceder a la política y la figura tiene una altísima consideración social. La razón por la que se le denomina doctor en Filosofía en el caso normalmente de ciencias sociales y doctor en Ciencias para las llamadas ciencias básicas, experimentales o vulgarmente ciencias duras, es porque Filosofía (voz griega) significa "amor por el saber". Es aquí donde la discusión podría zanjarse puesto es tan evidente la ligazón entre el grado de doctor y la academia que no amerita debate alguno, como no lo amerita la polémica sobre si la tierra es plana o no lo es puesto que ya Eratóstenes lo demostró con un simple palo y su sombra y hoy en día cualquiera puede reproducir la experiencia. Aún así, existen terraplanistas convencidos lo cual da cuenta de la estupidez humana que como diría Einstein, es definitivamente infinita. Esa re-ligación (puesto que es casi de orden espiritual) entre doctorado y academia queda constatada por estudios norteamericanos que señalan como casi el 60% de los estudiantes de posgrado que realizan doctorado trabajan en universidades.

A pesar de que quedan pocos argumentos no falaces sobre la mesa conviene detenerse en recordar un par de artículos interesantes si usted está claramente decidido a continuar con su PhD o lucir orgulloso su título si ya lo tiene, puesto que el reconocimiento del esfuerzo dedicado a la obtención del doctorado se convierte en un canto solipsista, solo el doctorando o el doctor parecen conocerlo (en mi caso desde hace 23 años). Sepa que según un estudio publicado en Nature Biotechnology en 2018 su salud mental corre serio peligro, hacer el doctorado está relacionado con altos niveles de ansiedad y depresión. Por otra parte, si lo que está usted es preocupado por el impacto que los PhD's producen en la sociedad, fundamentalmente económico, revise el estudio de Georgia State University que no deja lugar a dudas. Por último y volviendo a nuestra sociedad ecuatoriana revise cualquier estadística oficial por internet sobre publicaciones científicas, desde 2010 Ecuador ha quintuplicado su producción, algo que sin duda se debe a la política científica impulsada durante el gobierno anterior, aunque pueda tener luces y sombras impulsó la incorporación de científicos extranjeros y la formación de jóvenes nacionales en un intercambio que a la luz de los resultados productivos, ha colocado a Ecuador en el mapa científico mundial pasando de tener menos de 1000 publicaciones a casi 5000, sin tener en cuenta la incorporación de muchos jóvenes ecuatorianos a instituciones de primer nivel mundial (tal vez esa generación se pierda si no se toman medidas, bien porque no encuentren trabajo en las IE's en su propio país, bien porque deban emigrar, básicamente a Europa o Estados Unidos, beneficiando a los países de destino cambiando su filiación).

Particularmente, en el caso de la Psicología el atraso en latinoamérica ha sido considerable y los talentos hispanoamericanos han recalado en instituciones anglosajonas, tal es el caso por ejemplo de Alfredo Ardila (colombiano) o Rafael Yuste (español) que trabajan en USA. Si bien, en el caso español existe una ola migratoria de científicos a partir de 2012, ha habido tímidos intentos de recuperación de esa masa social (becas Beatriz Galindo entre otras) y además en el caso de España la ciencia goza de muy buena salud situándola en el top 5 europeo, la calidad de sus doctorados está bien valorada y más bien existe un alto nivel educativo, por desgracia, en latinoamérica estamos aún muy lejos de poder proteger nuestra ciencia de esa manera. Actualmente además, el Ministro de Ciencia, Innovación y Universidades de España, el astronauta Pedro Duque ha puesto en marcha una campaña agresiva contra las pseudociencias, denominada #conprueba , algo que parece impensable en nuestra región donde gurús y charlatanes campan a sus anchas. Es por este motivo también por el que debemos mantener el nivel de exigencia para ser docente universitario y elevarlo en la medida de lo posible. Recuerdo una reunión de los entes de control (antiguo CEAACES) en la que participé como vicerrector y sugerí comenzara en Ecuador un proceso similar al que lleva a cabo ANECA que acredita a los docentes, a lo que se me respondió literalmente "Pedro, estamos a años luz de eso en Ecuador". Diré que lo viví con tristeza puesto que he venido a este país a impulsar la educación superior, su calidad y sobre todo a formar a los jóvenes ecuatorianos con todas las garantías científicas posibles y esa garantía sólo se adquiere tras una duro período de formación del profesorado lo que indudablemente no sólo supone conocimientos, aptitud investigadora sino también pedagógica. En mi caso, mientras realizaba mi tesis doctoral y mi formación investigadora se me incluyó ya en el cuerpo docente en los dos últimos años de los 4 que duró mi doctorado. Son innumerables los estudios que demuestran que los docentes que investigan son los que mejor enseñan, basta con adentrarse en las bases de datos científicas de Pedagogía para documentarse al respecto, claro que siempre es mejor seguir la corriente política de turno, la demogogia populachera o la cultura burocrática que amenaza a nuestras comunidades universitarias.

En suma, es irrelevante, redundante, tendencioso y demagógico preguntarse si es necesario tener PhD's en la universidad, ni siquiera tiene cabida, menos aún diría yo, preguntarse si es necesario para ser Rector.

Pedro C. Martínez, PhD
Universidad Católica de Cuenca
Ecuador





domingo, 6 de enero de 2019

Quien no ama a los animales alimenta un psicópata en su interior



In Memoriam: Caperuza


La personalidad es un concepto psicológico y como tal es un concepto matemático y no tanto filosófico, por ende, es un concepto psicométrico más que conceptual en sí mismo, aunque parezca paradójico, sólo por esta vía podremos objetivarlo. Esta aclaración inicial es muy necesaria para entender que existe la posibilidad de medición científica de lo que los clásicos denominaban temperamento, i.e., "constitución particular que resulta del predominio fisiológico de un sistema orgánico" (según la RAE, 2019). Recuerdo que Hans Eysenck en su manual clásico Personalidad y diferencias individuales establecía como uno de los rasgos factorialmente ortogonales (es decir no dependiente matemáticamente de otro factor) el rasgo PSICOTICISMO, un factor de distribución prácticamente binomial en la población general y por tanto discontinuo. Para que me entiendan, o se tiene o no se tiene. En aquel momento me llamó poderosamente la atención uno de los itemes que medía (saturaba alto) PSICOTICISMO (equivalente a la actual PSICOPATÍA, algo confuso  en Eysenck puesto que la psicosis es algo muy diferente), este ítem decía: LE GUSTA HACER DE RABIAR A LOS ANIMALES? Actualmente, en colaboración con dos colegas, LUIS BURGOS y LUIS PORRAS y la cárcel de TURI, estamos desarrollando un estudio para ver la relación entre el factor PSICOTICISMO de la escala EPQ de Hans Eysenck y la PSICOPATÍA medida con la escala PCL-R de Robert Hare. Nuestra hipótesis es que guardan estrecha relación y que por tanto, la PSICOPATÍA es un rasgo de personalidad determinante en el ser humano, eso sí, probablemente infrecuente en la población general (sólo entre un 2% y un 4% de la población tendría este rasgo en alguna medida).

Hoy en día se habla de violencia tristemente en demasía y la psicopatía está muy relacionada con la violencia y en su cara opuesta con la ternura y la hiperempatía (cfr. Rof Carballo). La cuestión es que también parece existir algún tipo de organización social más compleja contra la tortura animal, grupos como PETA a nivel internacional, o los conservacionistas de ADENA en el ámbito ecológico internacional, los antitaurinos de España es antitaurina y a nivel local (Cañar y Azuay en Ecuador), entidades como San Francisco de Asís u organización Arca hacen esfuerzos encomiables por educar a la población en el amor y la responsabilidad en el cuidado de animales. La trivialización que se hace de su trabajo y de rescatistas y amantes de los animales denominándolos "mascotistas" o ridiculizando e ignorando su ejemplo no es más que un modelo perfecto de la cara más oscura del ser humano. El que no profesa amor por los animales debería hacerse un estudio psicométrico profundo, tal vez estemos ante un caso de los que comentaré a continuación.

Según Griffiths (2014) de la Universidad de Nottingham (UK) el IATC es decir, la Tortura y Crueldad Intencional contra los Animales (las siglas corresponden al acrónimo inglés) supone un constructo (en el sentido antes definido) que los psicólogos forenses ubican en dos tríadas comportamentales del espectro psicopático, a saber, la "tríada homicida" (maltrato animal-enuresis-piromanía) y la "tríada oscura" (maquiavelismo-narcisismo-psicopatía). Por otro lado, el gusto por el maltrato animal tradicionalmente se ha perfilado como un rasgo asociado a impulsividad, egoísmo y falta de remordimientos. Asimismo, en la historia de vida de innumerables psicópatas el maltrato animal concurre junto con el abuso sexual infantil y la negligencia paterno-filial, lo que incluye por supuesto una ineficacia total y ambivalencia en la administración de reforzadores y castigos.

En definitiva, el maltrato animal y hasta la indiferencia e insensibilidad hacia otras especies es una característica presente en el ser humano hasta extremos que nos hace únicos por los niveles de crueldad (cfr. Desmond Morris) y que debe ser detectada y aislada mediante evaluaciones psicológicas lo más tempranamente posible para prevenir al resto de la sociedad de sujetos con conductas que supondrán indefectiblemente daño a otros, animales y personas.




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