lunes, 6 de febrero de 2023

Mi ciudad, mi Cuenca

Tal vez lo consideren osado ¿Cómo un extranjero, un paria, un exiliado laboral, un español con todas las letras, se atreve a hablar de Cuenca como si la amase? Ante todo me disculpo. Son ocho años casi viviendo acá. Resido acá, tengo propiedad acá (o la comparto con esos generosos bancos que a más de la plus valía se llevan intereses por el mismo valor de la casa, oh solidaria banca (epifonema), qué haríamos sin ellos - nótese la ironía dieciochesca-). Vine en tiempos de Correa, del que muchos hablan pestes (piedras) y parece se vislumbra de su política una nueva era, a Dios gracias (perdón la ofensa, soy ateo para su tranquilidad), pero a bien el arquitecto del universo tenga para esta patria otra época de progreso como aquella. Pero no hemos llegado hasta acá para hablar del gobierno. Qué pena que en España militara en la derecha y en latinoamérica, cada vez me sienta más y más y más de izquierdas. En primer lugar, solo tengo que mirar el rostro de quienes viajan en transporte público, heridos por la pobreza, cincelada su frente con las deudas cotidianas en liza, las preocupaciones de sacar una familia adelante con un sueldo básico miserable, apenas serían unos pocos ducados, reales, no, pero son dólares (¡Oh tierra gringa que nos colonizas!). Son tierras de extremada riqueza, donde los petro"dólares" fluyen (qué pena de sucres) y la minería recuerda a la de los exoplanetas. Los políticos amasan corrupción y los niños pobres lloran por un poco más de teta, sí en el autobús, qué escándalo, yo cojo el autobús. Coge el autobús el europeo y por si poco fuera, también el tranvía. 



Quedan algunos pendientes entonces, por allanarles la lectura, en mi ciudad, esa ciudad de Cuenca, patrimonio de la humanidad (un poco más de licencia para "el extranjero", "el extraño", "el extemporáneo", sí el extraño de Camus). Bien la llaman Atenas del Ecuador y yo diría de latinoamérica, por sus poros emana no sólo agua, sino cultura y también ciencia. Tradiciones de acá y de allá, acento y lengua morlaca, empedrados en sus calles maltratadas por los cientos de miles de carros que la recorren por cada esquina y tras cada hacienda. A los políticos advenedizos, recién llegados, iluminati, visión perpétua y bendiciones otorgadas, mentes pensantes (perdonarán el pleonasmo) a los recién llegados a la alcaldía...mucho les queda. 

Como citadino, que diría un quiteño, les digo que esta ciudad se merece tenerla como perla en pecho de Venus, en tierra fértil, aunque se mueva en cada microsismo y se vean grietas en sus calles y en sus casas. No es posible tanto perro abandonado en los rincones de sus parques, en las veredas, en los supermercados, en las autopistas y tras cualquier alacena tapiada que diría Castilla del Pino, como locos aullando vehementemente y llorando por un mendrugo de pan o por el "se fue para volver" de su dueño. No es que solo de pena, es que produce ignominia, porque es falta de humanidad, es inefable la insuficiencia e impericia política no tener o hacer una gestión clara, concisa y contundente de bienestar animal. Por no existir no existe ni cultura canina. Hoy mismo, un señor en el parque lineal de Ucubamba, ante la llegada de mis tres canes: prestos, gráciles, gloriosos y de buen pelo, hartos de hermosura y amor entre sus patas, briosos como corceles paseando por Cunturloma, orgullo de raza runa y hasta pura, suscitaron un débil, quejumbroso y aparente petitorio; "recojo a mi perro en brazos porque tiembla" - "¡Pero idiota -pensé-! Sus perros, le dije, necesitan olfatear, lametear, tocar, contactar y hasta jugar con los míos" -Un macho no ataca a una hembra, la respeta, un perro grande (mayor) es respetado por la manada, un macho no ataca a un cachorro. Si usted abriga a su perro con lanas artificiales y ridículos adornos, usted en realidad está desprotegiendo a su perro, si no sabe cuándo bañarlo, si no sabe cuándo y cómo desparasitarlo, si no sabe escoger veterinario,  si no le recoge las cacas porque la "mierda de perro no es abono oiga", si no sabe hablarle, instruirle, oiga, mejor su perro se hace callejero, no lo tenga-. Un perro no es una figura decorativa de Buda en su recibidor. 

Pero qué más debo decir, además de los saltimbanquis, corredores esporádicos, paseantes, mareados domingueros y otras chusmas que llegan a mi querido parque lineal de Ucubamba, de los que ya he hablado, así como como he mentado a otros temerosos de fieros caninos (nuevamente ironía) en las laderas de los insustituibles cuatro ríos de Santa Ana. Hablar de la responsabilidad de alcaldes y qué pena que no hayan sido alcaldesas, unita al menos. Qué pena. Responsabilidad para los que llegan es la de habilitar un plan vial serio, para una ciudad sobrepoblada de vehículos contaminantes, no basta con hacer un distribuidor en cuatro años. En serio que ¿Ustedes no viajan ni siquiera a las butacas de sus casas para ver buen cine y comprobar cómo articulan la circulación las grandes ciudades del mundo? Pasos a nivel, un transporte público energéticamente eficiente, organizado, suficiente y con buenas estaciones que actúan como intercambiadores. Aeoropuertos internacionales con excelentes emplazamientos y enlaces seguros. Tarjetas integradas de transporte, a precios asequibles para los lugareños. Núcleos urbanos patrimoniales cerrados al tráfico y con acceso para taxis y transporte tranviario. Frecuencias necesarias de transporte aéreo con las principales ciudades del país, también con las provincias turísticas de Manabí por ejemplo. Espectáculos deportivos en centros modernos y comerciales. El caso es que de todo ello y mucho más, se ha hablado, cualquier cuencano lo sabe y lo comenta. Una ciudad de turismo cultural y patrimonial, turismo sanitario, religioso, turismo interior y exterior, naturaleza perfecta en comunión con urbanización controlada. Una ciudad con cuatro universidades comprometidas al servicio del ciudadano. 

Empero, no tenemos un territorio ordenado y uniforme, no hay apenas calles pavimentadas o están asfaltadas indebidamente, no hay un transporte público eficiente, no hay paradas de bus inteligente, donde se anuncian qué buses llegan, cuánto tiempo tardan, dónde se encuentran, cuáles son los enlaces con otras líneas. Si llueve, para los que tenemos nalgas amplias, te mojas, te empapas, te ganas una pulmonía. No hay tachos en cada esquina, no hay contenedores de basura que potencien la cultura de reciclaje. No hay censo canino. No hay una sanidad pública bien dotada y articulada, la sanidad privada es linda pero excesivamente costosa y no es accesible a cualquier mortal o mejor dicho, para cualquier vivito porque si lo está, rápidamente se muere si no tiene con qué pagar. Taxis en suficiente número sí, pero los señores propietarios de los mismos son caprichosos, comodones y obsesivos donde los haya, no salen domingo, no salen feriados, no se van al centro, les molesta el Azu taxi, es el Cuenca Taxi no lo usa nadie, le rechazan llamadas, no suben perros, no suben gatos y por poco no suben humanos. No hay Uber, ni alternativas. Gastrotecas cuencanas robadas o maltratadas, especie única en el mundo, producto de nuestra privilegiada naturaleza (otra vez el extranjero apropiándose de lo que no es suyo). Lo digo yo que he visto nevado el Antisana, allá cerca de Quito y he visto osos más allá de Papallacta. He visto la cadencia epatante de sus cascadas. Me he bañado en latas y me he reído con los monos de Misahuallí, he empado mi cuerpo en las cuevas de Jumandi, he rezado a Guayasamín en la misma mitad del mundo, he alabado al Cotopaxi y he probado los quesos del salinerito, he comido Pizza en Archidona, he paseado por Guaranda, Ambato y Baños, pero también he mojado mis tobillos en el pacífico. Solo se me resiste Galápagos. Lo digo yo que amo a su país, por muy vergonzoso que les parezca ¿Qué les pasa? Amen más a su ciudad, mis morlacos, mis cuencanos, tienen la ciudad en sus manos. O me van a hacer llorar cuando me vaya porque no la vea como la quiero ver, como la ciudad más floreciente y esplendorosa de latinoamérica. 


Nota Bene: Nótese que digo esto, desde mi tribuna. Nada que ver con mis filiaciones profesionales u organizacionales. Todo esto es a título personal, muy íntimo y afectado. 

jueves, 2 de febrero de 2023

Hipótesis de Hawking

 Publicado en "La clave Cuenca" el 2 de febrero de 2023


*Aclaración previa: esta lectura no tiene nada que ver ni con la radiación Hawking, emisión detectable en el horizonte de sucesos, según el físico  y que podría ser detectable en un espacio-tiempo plano de Minkowski, ni con la segunda ley de la termodinámica. Tampoco es una entrada sobre agujeros negros. Aunque negro es el abismo al que se precipita la humanidad. 

De acuerdo con las declaraciones de S. Hawking, recogidas en National Geographic cualquier civilización que tenga la tecnología adecuada para visitarnos tiene alta probabilidad de ser hostil. 

En la película "Freud, pasión secreta" (John Huston, 1962), Kubrick abre el telón recordando las tres heridas narcisistas de la humanidad, a saber: el fin del heliocentrismo ptolemaico, de la mano de Copernico, el fin de la supremacía del homo sapiens, de la mano de la teoría de la evolución de Charles Darwin y supuestamente el fin de la conducta como base de un cerebro racional, de la mano de Sigmund Freud y su "descubrimiento" de "lo inconsciente". Teniendo en cuenta lo cuestionable de esta última afirmación, no por el determinismo al que está sujeta la conducta humana, quién sabe si de lo inconsiciente, del ambiente mismo (postulados watsonianos y skinnerianos) o por los estudios neurocientíficos de Dylan Haynes en el Max Planck (fin del libre albedrío). Muy probablemente, todo tiene que ver con el archiconocido "Dios ha muerto" de Nietzshche. 

En estos tiempos en que la sonda Voayager, aunque no haya visto naves en llamas, sí ha visto una luciferina señal más allá de la nube de Ooort, la hipótesis de Hawking resulta especialmente llamativa, sin embargo, carece de confirmación y validación empírica. No obstante, un gallego, sí un gallego de Galicia (no me refiero al gentilicio genérico que se usa en latinoamérica) ha calculado la probabilidad de ser visitados por civilizaciones hostiles. Este trabajo publicado en pre-print considera que hoy día como potencialmente habitable Luyten "b" (GJ 273b) a 12,2 años luz en la constelación del Can Menor, aunque también han sido localizadas zonas habitables entorno a la constelación del Centuauro, a algo más de 4 años luz. Tanto la NASA, como el SETI y el METI han buscado activamente exoplanetas con potencial de generar huella de carbono que permita encontrar civilizaciones Tipo - 1 es decir, capaces de tener inteligencia militar que pueda armar viajes interplanetarios (cfr. ecuación de Drake). El autor, en un trabajo más que interesante establece una fórmula estadística para calcular la probabilidad de encontrarnos con civilizacciones de este tipo y que sean hostiles, si bien, ha sido construido en función de las hostilidades surgidas entre países habitados por el homo sapiens. 

Una vez más caemos en el error del antropocentrismo u homocentrismo, olvidamos que no somos ni siquiera una única especie de homínidos, aunque seamos los únicos actuales en el planeta (denisovanos, neanderthales, homo floresiensis, homo naledi, etc.). Tendemos a homogeneizar, en un alarde de sociedad unidimensional (Marcuse) la concepción de cada cosa abstracta que existe en torno al homo sapiens occidental. Seguramente, la hostilidad es uno de esos conceptos pasado por el pasa puré del hombre blanco eurocéntrico. Lo cual no quita grandeza a este transcurrir cultural que atraviesa la humanidad. Quién sabe si Hawking no se dejó atrapar por el principio antrópico débil cuando nos quiso advertir del peligro de contactar con civilizaciones extraterrestres. Quién sabe si lo que prevalecerá será el instinto de muerte en el ser humano que se aloca en una carrera espacial desmedida, hacia su indomable extractivismo o hacia una atracción fatal con vecinos de galaxia. 

Tal vez en este viaje nos sorprende la extinción. 





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