viernes, 29 de junio de 2018

La tierra prometida y la ciencia

Dicen los cronistas que un Cristóbal Colón maravillado sin duda con las Américas describía sus paisajes de esta guisa: "las tierras de ella son altas, y en ella muy muchas sierras y montañas altísimas, sin comparación de la isla de Tenerife; todas hermosísimas, de mil fechuras, y todas andables, y llenas de árboles de mil maneras y altas, y parece que llegan al cielo; y tengo por dicho que jamás pierden la hoja, según lo puedo comprehender, que los ví tan verdes y tan hermosos como son por mayo en España, y de ellos estaban floridos, de ellos con fruto, y de ellos en otro término, según es su calidad; y cantaba el ruiseñor y otros pajaricos de mil maneras en el mes de noviembre por allí donde yo andaba. Hay palmas de seis o ocho maneras, que es admiración verlas, por la deformidad hermosa de ellas, mas así como los otros árboles y frutos e hierbas. En ella hay pinares a maravilla y hay campiñas grandísimas, y hay miel, y de muchas maneras de aves, y frutas muy diversas." Doy Fe después de tres años en Ecuador, una de las perlas de latinonamérica, que en tanta prosa poética no había equívoco y que las maravillas que él contó, sin duda para cautivar a Fernando, no estaban erradas en modo alguno al describir las lindezas de estas tierras.

Desgraciadamente lo que vino después todos lo conocemos, más o menos por la historia relativamente reciente de la humanidad narrada en el apasionado y desgarrador tono de las diferentes voces de un coro polifónico y todos y fundamentalmente muchos españoles quisiéramos borrar aquellos episodios de dolor que por culpa de monarquías e imperios se hayan podido vivir tan cruentamente en la piel de nuestros hermanos del cono sur. Sin embargo, la actualidad es otra, no es tan virgen y nítida como describe el pasaje arriba citado, no es ya en absoluto ancestral, las sociedades originarias prácticamente han desaparecido y ya no sólo por culpa de aquel soterrado imperio sino porque nos guste o no vivimos en una gran aldea global. Con las circunstancias actuales y el panorama convulso en lo ecológico, económico y político-social siguen existiendo miles de tópicos, sesgos y creencias irracionales de uno y otro lado del charco que impiden el desarrollo no sólo de una cultura sino de una ciencia iberoamericana. El imperio anglosajón ha impuesto sus reglas en cuanto al idioma en primer lugar, ninguna de las 10 primeras universidades del mundo, ni de las revistas científicas hablan español siendo ésta la segunda lengua más importante del mundo si nos atenemos a un análisis estadístico más complejo, por encima de la mera cuantificación de individuos que favorece a chinos e hindúes.

Me considero voz sino autorizada, sí encarnada del espíritu migratorio, hijo de españoles nacido en latinoamérica, criollos nos dicen a veces con desprecio, otras veces gallegos, en España me decían "cerdo marrano, gocho amaericano" cuando llegué a los 8 años con acento "uruguasho", pronto me reciclé al asturiano, seguramente declarándome en rebeldía y posteriormente y gracias a los jesuitas con la lectura de Cerventes, Quievedo, García Marquez o Góngora me enamoré del idioma español en todas sus facetas, colores y matices, sea del país que sea la riqueza de esta lengua es uno de los mejores patrimonios de la humanidad, aunque no lo valoremos.

A continuación les describiré algunas de las cuestiones que a mi juicio, debido a teorías implícitas suponen piedritas en el camino de la ciencia en español y sin duda se originan en las rencillas y heridas del descubrimiento y posteriormente de las independencias.

1) Existe la falsa creencia de amor eterno entre España y latinoamérica, lo cual es falso. Viviendo en España he vivido muchas situaciones violentas de vergüenza ajena que suponían discriminación hacia el latino, incluso en televisión, sin duda doloroso y patético al mismo tiempo. En el sentido contrario no puedo decir que vivir en latinoamérica de nuevo haya sido fácil, desde recibir el sobrenombre de Pizarro hasta responsabilizarme del robo del oro entre bromas y diretes. El retomar no ha sido un camino de rosas. El rencor sí parece eterno en tanto vivido en tan poco y duele, España y latinoamérica.

2)El tan manido tema de España como puerta a Europa es aún una entelequia. Latinoamérica se acerca con complejos desmedidos a Europa y no potencia sus productos como debiera. Como ejemplo, Ecuador tiene a mi juicio el mejor chocolate del mundo y el mejor café, el lojano y tímidamente ha promocionado sus chocolates a través del corte inglés.

3) España publica 75.000 artículos científicos al año unas 35 veces más que la mayoría de países latinoamericanos exceptuando Brasil y México y sin embargo son pocas las conexiones con grupos de investigación o la realización de tesis doctorales en España. Por su parte España egoistamente impone las mismas condiciones a los latinos que a los nacionales para postular a un doctorado sin tener en cuenta las dificultades en el acceso al conocimiento y la producción científica que históricamente han aquejado a la región americana. Cuando existe una deuda histórica y una oportunidad de reconciliación no se aprovecha.

4) He conocido en latinoamérica, en Argentina, en Bolivia y en Ecuador principalmente talentos de extrema valía que por su contextualización geográfica difícilmente podrán despuntar. Muchos somos los que estamos haciendo carrera profesional en latinoamérica y aún siendo del viejo continente nos resulta muy difícil establecer puentes de unión entre ambos contienentes a mi juicio imprescindibles para el desarrollo. Deberían crearse escuelas conjuntas de talentos para potenciar el avance científico en lengua española.

5) Las soluciones a los problemas tendrían mejor cara y más visibilidad y probabilidad de éxito si nos preocupáramos más de lo que ocurre "al otro lado del charco". Los problemas de nacionalismos que ocurren actualmente en España en países como Ecuador se han resuelto con el reconocimiento de las nacionalidades originarias en su constitución por ejemplo.

6)Es probable que la productividad sea un síntoma purulento del capitalismo pero es cierto que la productividad científica ha proporcionado avances únicos a la humanidad, si latinoamérica da la espalda a la ciencia porque su modus operandi no alcanza los estándares europeos o norteamericanos será una pérdida irreparable para la ciencia y para la humanidad. La visión latinoamericana de las ciencias, el conocimiento y el progreso son irrenunciables para el mundo y sin duda imprescindibles para el trabajo impagable que muchos científicos hacen a este lado del mundo, véase el caso que recientemente he reflejado en las publicaciones del brillante neuropsicólogo argentino Juan Enrique Azcoaga, sin duda silenciado en los medios anglófonos del alto impacto.

7)La relación de amor-odio con lo anglosajón nos subsume en la realidad expresada por Galeano con la bella y trágica metáfora de las venas abiertas.

8) El extranjero sigue siendo eso, extranejero, allá y acá y en un mundo que camina hacia la ciudadanía global, un mundo de migrantes y refujiados la palabra extranjero debería estar prohibida, abolida, retirada del diccionario por lo que supone de escara permanente cuando uno sella su pasaporte en otro lugar. Tuve la oportunidad el año pasado en una reunión de UNASUR a la que acudí como vicerrector de universidad emblemática ecuatoriana de constatar como el reperesntante de SENESCYT sin mucho éxito entre los presentes puso de manifiesto la necesidad de programas de integración de los extranjeros en el país y del reconocimiento que para la ciencia tiene la movilidad algo que entronca directamente con el sentimiento de universalidad que tenemos los científicos de todo el mundo.

9)Nuestra perspectiva abarcadora se ha rendido al relativismo posmodernista en el más kafkiano de los sentidos. Por oponernos al positivismo y querer abanderar lo que sea nos hemos precipitado en el abismo del negacionismo científico hemos caído en lo esotérico y antiestético de la complejidad y el constructivismo radical, olvidando la belleza de lo escolástico y la precisión de la navaja de Ockham.

Hagamos crítica y autocrítica, de lo ajeno y de lo propio, propongamos modelos desde lo hispanoamericano con todo el acervo cultural que una lengua conlleva y llevemos a la ciencia de nuevo por el sendero hoy perdido en manos de multinacionales editoriales que quieren hacer negocio con el conocimiento. Sepamos aprovechar también el liderazgo no siempre nocivo de algunos países que dominan actualmente el panorama de la ciencia.Seamos la nueva luz de la ciencia, juntos como jamás hemos estado antes.

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