sábado, 16 de marzo de 2024

¿Quiénes somos? ¿A dónde vamos?


 

El 93% de la inversión en investigación corresponde a los países del G20. El descenso de inversión en la misma en latinoamérica (que representa el 1% a nivel mundial) se ha dado de forma dramática desde 2015. El Amazonas se ha deforestado en un 20%, un área equivalente a Francia (675 417 km2) al actual ritmo en 20 o 30 años colapsará, eliminando la principal fuente de absorción de CO2 y precipitando el planeta hacia la insostenibilidad por calentamiento global. Ahora sí, con estos datos parece que se necesitan investigadores, que la ciencia, una vez más podría salvarnos. Pero consideramos, al menos en LATAM que la investigación es "un gasto". 

Harvard, según diversas fuentes, tiene un presupuesto que oscila entre los 30 y los 50 000 millones de dólares anuales. El año académico le cuesta al estudiante entre 50 000 y 80 000 dólares. El PIB per cápita de USA ronda los 70 000 $, el del Ecuador es de 5 000 $ (6 veces menos que el de España y 14 veces menos que USA) el mismo que tenía un norteamericano en 1969. Si bien USA no es un modelo a seguir de acuerdo al IDH, en Educación superior sus instituciones copan los 8 primeros puestos entre las 10 mejores universidades. Eso sí, sus rankings y estándares derivados, determinan los nuestros. Es frecuente, lamentablemente, buscar comparaciones entre nuestras universidades aquejadas cada vez de menos presupuesto y un tejido empresarial aún escaso y las universidades "gringas", ante lo cual se hace valedero el refrán castellano: "hay comparaciones odiosas". 

Resulta llamativo que si nos ponemos a comparar el número de horas/clase por semana, el sueldo promedio, el tipo de actividades, el nivel de vida, las probabilidades de ocio, los desplazamientos, etc. las diferencias no son tan abismales como los presupuestos para las instituciones y las aportaciones que las grandes empresas hacen a las mismas. También es curioso como, especialmente en Ecuador, ha habido un desarrollo espectacular de la infraestructura en Investigación, sin embargo, los sueldos permanecen inmóviles por años, las ventajas y condiciones laborales a veces no son tan atractivas y la capacitación de alto nivel brilla por su ausencia. 

Viendo recientemente un reportaje en DW sobre inteligencia artificial en Stanford (con un presupuesto menor que Harvard pero de miles de millones de $ igualmente) caí en la cuenta de que hacemos en Ecuador muchas investigaciones en la misma línea (sí, es cierto, a veces orientados por investigadores extranjeros) que no están tan alejadas de universidades con presupuestos en investigación que van de 100 a 200 veces más altos que los nuestros. Eso sí, en USA cada centavo que se gasta se mide con retorno aparejado. Y llega el momento de compararse en producción científica, el momento más dramático. En cuanto a estas cifras, USA produce, según Scimago, 15 188 630 scopus, estando en el primer puesto mundial, Ecuador produce 43 534, casi 350 veces menos, si bien, como dijimos tiene casi esa razón de presupuesto menor y menor población, aún así la tasa de papers de impacto por persona en USA ronda el 0,05 y en Ecuador el 0,002, es decir, 25 veces menos productivo. 

Si consiguiéramos subir el porcentaje que AL y el Caribe dedican a la investigación, lejos de ese exiguo 1% mejoraríamos notablemente la situación. Eso sí, debemos resolver el interrogante expuesto en el título de este post ¿Quiénes somos? ¿A dónde vamos?


 

jueves, 14 de marzo de 2024

Primum non nocere

No sé si es porque en redes sociales solo hay jóvenes barbilampiños (los cultos y enriados están leyendo) o simplemente hay idiotas. Pueden ver patidifusos a estos especímenes lamiéndose heridas de batallas ficticias sobre temas frugales y admirando a influencers, cual lamelibranquios babeantes adoradores de ídolos de barro, con seudónimos que ni para nombres de perro sirven. Los nuevos semidioses del olimpo mediático, con sus mini-penes  del tamaño de un scholar google= h-1 dominan las redes y despiertan olas de tres metros de salivación pavloviana.

Praeterea, la 'divina comedia' del debate intelectual en Psicología, totalmente empobrecida, fofa e inane sigue su rítmico vals de la irrelevancia . Mientras un médico opera a corazón abierto, extrae el corazón, coloca un tubo de plástico, delgado y flexible y pone un stent y así como quien no quiere la cosa tuvo al paciente con el corazón detenido, como se detiene un carro que no tiene gasolina y después de dos horas lo activa nuevamente, lo coloca en su sitio y simplemente cierra, como vos te subes la cremallera de la chompa cuando notas frío. Cuando pasa algo así y ocurre cada día en un quirófano, nosotros quedamos, llanamente, como mamarrachos discutiendo del aire, en el mejor de los casos, de reforzamientos y castigos, y cuando alguien pone R+ o R- o  K = (es, o, f e-r, s, hi, ed, md) nos quedamos admirados con la boca más abierta que la de garganta profunda. Queda demasiado por recorrer en la maltratada y embalsamada pseudociencia de la Psicología. Tal vez consigamos algún día superar siquiera el "primum non nocere", como primer paso para acercarnos al 1% de lo que supone la Medicina, sino como ciencia, al menos como tecnología.  Razón tiene Josep Roca i Balasch quien dice que el conductismo (la Psicología, si se permite el parafraseo) es un muerto que ha resucitado varias veces.




Foto tomada de Wilhelm Wundt Institute. Leipzig. Alemania.




sábado, 2 de marzo de 2024

Mason y yo

Mason es negro zaíno, 

casi azulado,

medio churudito 

con sus guantes 

de masón elegante,

la ternura le embarga

como el manto de la noche

cuando abriga el horizonte.

Cuando lo suelto,

brinca alegremente, 

como chivo encendido

salta y salta, 

y se revuelve

y con gesto firme

me reclama

como diciendo...

've lo que estoy haciendo'. 

Mason siempre vuelve

cuando lo llamo, 

él dio nombre a mi vida

y yo ahora

con el pecho roto

solo puedo lamentar su partida,

para no volver...

Te amo más que a mi vida.




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