Con este breve post pretendo recordar los meatos espumantes de la ciencia, es decir, aquellos orificios por donde debe respirar y que en los últimos tiempos se han convertido en vía de salida a su enfermedad purulenta. Por sus aberturas la ciencia debería comunicarse con la sociedad y sin embargo, solo nos está mostrando sus infecciones. Mencionaré algunas de ellas la sana intención de que aquellas personas con responsabilidad en instituciones de educación superior puedan tener una orientación de la higiene de sus organizaciones al respecto.
Publicar debería constituir el objetivo máximo de un docente investigador, tanto por dar a conocer al resto de la comunidad científica y la sociedad sus hallazgos de investigación como por sintetizar el trabajo realizado para seguir avanzando. Sin embargo, asistimos a una mercadotecnia insoportable de publicaciones buscando publicar a cualquier precio y cualquier cosa, sin tener datos o sin haber realizado una revisión de calidad, publicar por publicar sin saber muchas veces qué se publica y qué repercusiones pueda tener en la sociedad. Todo ello sin considerar el utópico deseo minoritario, de transformar la sociedad. Se busca una revista que muchas veces no es ni afín al área, se estudia si tenemos o no "amiguetes" en el consejo editorial, se pagan hasta 800 dólares por publicar y se coloca en la publicación a otros amiguetes así sean o no del área, hayan participado o no en el estudio. Solo se considera como criterios de calidad de un trayectoria investigadora el impacto o citas recibidas y los montos de financiación, independientemente de lo tedioso o irrelevante del estudio. Lo más triste, publicar se ha convertido en un negocio, incluso se paga por el acceso abierto. Las instituciones buscan tener publicaciones para obtener su acreditación no por incremetar su aporte a la comunidad, haciendo lo que mejor deberían hacer las univesidades: ciencia. Ya ni siquiera se buscan los estudios producto de la internacionalzación sino que se busca perpetuar redes improductivas o con producción poco relevante simplemente bajo la excusa de que la mano de obra extranjera es más cara o de que hay que cuidar lo nuestro en un claro mensaje entre xenofóbico y demagógico, despreciando los beneficios de la iternacionalización y del intercambio de experiencia científica. Con el pretexto de la pertinencia a veces también se esconde un localismo etnocéntrico que buscando en un principio algo perfectamente legítimo y deseable como es la vinculación con la comunidad impide por otro lado la proyección internacional y subsume a las organizaciones en una política de recrearse con su ombligo y buscar únicamente la titulitis.
Por otro lado, la falta de cultura científica hace que las universidades se aferren a un sistema administrativo de gestión, excesivamente burocratizado, lleno de modelos y formatos perdiendo el horizonte de lo verdaderamente importante. El investigador tiene que tener libertad para investigar no estar sometido a un intrusivo y asfixiante sistema de vigilancia penitenciaria cuya única eficacia es la que establece el biométrico de marcado que nos dice la fiabilidad del docente al marcar, nada más. La visión además cortoplacista de fabricar PhD's en masa, todos en una misma área y experticia repitiendo errores del pasado simplemente por cumplir criterios desde dentro y para los de adentro hace que entre otras cosas Ecuador ignore los ecuatorianos que por miles se han ido a cursar doctorados a las mejores universidades en el exterior y podrían aportar mucho más a las instituciones de lo que hacen los que llevan 20 años marcando sin falla en un biométrico. Por suerte las 5 mejores universidades del país ya han comprendido eso, ahora solo hace falta que lo comprendan el resto.
Por otro lado, la falta de cultura científica hace que las universidades se aferren a un sistema administrativo de gestión, excesivamente burocratizado, lleno de modelos y formatos perdiendo el horizonte de lo verdaderamente importante. El investigador tiene que tener libertad para investigar no estar sometido a un intrusivo y asfixiante sistema de vigilancia penitenciaria cuya única eficacia es la que establece el biométrico de marcado que nos dice la fiabilidad del docente al marcar, nada más. La visión además cortoplacista de fabricar PhD's en masa, todos en una misma área y experticia repitiendo errores del pasado simplemente por cumplir criterios desde dentro y para los de adentro hace que entre otras cosas Ecuador ignore los ecuatorianos que por miles se han ido a cursar doctorados a las mejores universidades en el exterior y podrían aportar mucho más a las instituciones de lo que hacen los que llevan 20 años marcando sin falla en un biométrico. Por suerte las 5 mejores universidades del país ya han comprendido eso, ahora solo hace falta que lo comprendan el resto.
En julio de 2015 se publica un artículo en Mente y Cerebro de Investigación y Ciencia "Nueve ideas para mejorar la neurociencia" que bien puede aplicarse a cualquier ciencia. En el artículo se habla de criterios de calidad más estrictos. Los diseños experimentales adolecen de anomalías en su aleatorización, las muestras son insuficientes, las pruebas estadísticas están mal escogidas, etc. Además muchos estudios carecen de validez (no representan a la población a la que supuestamente van dirigidos) o pertinencia, es decir carece de relevancia para el contexto en que se realizan. Solo interesan determinados estudios y no responde este interés al progreso de la ciencia sino a que los resultados sean positivos o a las corporaciones que mantienen las revistas que los publican, falta transparencia. La obsesión por este tipo de estudios ha obviado bajo el paradigma de la originalidad la importancia de las replicaciones, socavando ese principio fundamental de la ciencia, replicar. Se incentiva la cantidad de publicaciones pero no la calidad, no importa la redacción, no importa que se cumplan los principios de aleatorización, no importa el diseño ni la adecuación de los estudios estadísticos, solo importa la espectacularidad de lo publicado siguiendo criterios únicamente basados en el marketing. El método de la revisión por pares a veces causa hilaridad, amigos de amigos, pares ciegos que no son ciegos... Como revisor me resulta curioso también el aumento de la autocita y la falta de autocrítica de los textos que he revisado en los últimos años.
Por último, la cienciometría se ha convertido en un instrumento político más para sacar pecho ante otros países en vez de focalizarnos en resolver los problemas de la humanidad.