lunes, 16 de diciembre de 2019

Carta a Otto

Querido Otto, aunque tu Otto es otro Otto, Otto von Bismarck, a mi siempre me recordó al psicoanalista Otto Rank y vos que tienes nombre de insigne psicoanalista me entenderás y ahora que has trascendido me entenderás mejor. Tengo en mi pecho clavado un profundo dolor por tu partida, casi tanto como el que tendrá tu mamá humana y querida amiga y compañera de fatigas docentes, Carina. Mi pesar Carina, todo mi pesar por la pérdida.

Sabes querido Otto, aún recuerdo con viveza nuestros momentos en el río, con la Caperuza y la Borita, seguro que tu olfato te ha delatado deleitándote con tales memorias en algún momento. Tus orejotas caídas bien remojadas, tu ladrido inconfundible y tu mirar sereno y maduro, tu instinto protector propio del can más noble, propio del amigo fiel e inseparable, cuánto vacío nos deja tu ida amigo mío.

Te escribo en este momento porque era muy difícil que nos pudiéramos volver a encontrar y de repente, a pesar de tu avanzada edad, tu hora se nos adelantó inesperadamente... Tu me entenderás, comenzaba esta carta, con el tu me entenderás, tu que llevabas la empatía escrita en tus ojos, tu que siempre tenías un gesto a pesar de la irracionalidad humana. Como psicoanalista insigne entenderás que Tánatos está en las acciones de los hombres casi cada instante y seguimos intentando comprender lo incomprensible, la envidia, la codicia, la ignorancia, la guerra, la perversidad, la manipulación, la ignominia de ser humano, eso vivimos y viviremos hasta el fin de nuestros días al lado de otros seres humanos, algo escrito a fuego en mis genes y no en los tuyos. Nos queda el gozo de saber que has vivido con quien tanto te ha amado y cuidado hasta tu último suspiro, gracias Carina por presentarme a mi amigo Otto, al que llevaré siempre en mis neuronas y con quien tuve el gusto de compartir tan hermosos momentos, una región suave de los recuerdos de la incomprensible y perpleja experiencia humana.

Hasta siempre querido Otto y otra vez, esta foto


viernes, 6 de diciembre de 2019

Atados como perros a la pata de una silla

Frecuentemente la voz "perro" más que "can" tiene una connotación peyorativa en las diferentes versiones panhispánicas de la lengua española. Para muchos sin embargo, su perro es lazarillo, es guardián, es compañía y es fidelidad, es familia. En la familia académica los perros han sido los docentes-investigadores, más en su faceta de científicos que en la de académicos. Los investigadores son hoy más que nunca la enseña carismática de las universidades, sin embargo, no siempre están bien tratados por las instituciones. En este artículo no particularizaremos y hablaremos de forma genérica cuando nos refiramos a "institución" y también a "administración" o "gestores". 


En el artículo "Ubú, reina en la universidad francesa: disminución de créditos y aberraciones burocráticas" publicado en Le Monde Diplomatique en español en su número 263 de 2017,  se dice:



"alumnos en busca de universidad, profesores exasperados, facultades al borde la asfixia... No se puede decir que el nuevo curso comience bajo los mejores auspicios. A fin de recortar los fondos públicos dedicados a la educación superior francesa, los Gobiernos han diseñado normas cuantitativas y dispositivos que conducen a un aumento de la burocracia. Hasta el absurdo".  Garrigou (p.27). 


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De este último absurdo trataremos en este artículo y de todas las sinrazones que hacen que el profesor universitario, en todo el mundo y más que nunca hoy en día, se sienta como perro atado a la pata de una silla. 


Si usted se está preguntando por qué su institución no tiene la producción científica deseada la contestación tiene que ver con un par de conceptos conjugados, i.e., malas y buenas prácticas, fundamentalmente administrativas y burocráticas, aunque algunas tienen que ver también con la praxis científica no serán abordadas en esta entrada, para ampliar la información en tal sentido se recomienda ver Tomás-Folch, Mentado y Ruíz (2015). Como el que escribe es un ferviente admirador de Hobbes hablaremos de las malas prácticas enumeradas a continuación: 


Ejecutar un proyecto de investigación, al menos en la universidad ecuatoriana, aunque los artículos arriba mencionados hacen sospechar que en otras también, se ha convertido en una heroicidad homérica o pompeyana debido a la tramitomanía, en varios sentidos, por el número interminable de la cadena de autorizaciones, por los tiempos de los procesos a menudo varados en una mesa como varadas se quedan las ballenas en las playas y por la ausencia de control en el flujo (no existe en la mayoría de ocasiones un gestor de procesos tan simple como el que usted encuentra en los servicios de paquetería o en su proveedor de internet). Muchas veces las autorizaciones dependen de personas no competentes en el área investigativa. 


Reglamentos inexistentes, obsoletos, confeccionados por personas que no han publicado en su vida o son inexpertas, bases de convocatorias poco exhaustivas y precisas. 


Personal administrativo absolutamente ajeno a la investigación e incluso a lo académico. 


Veneración por el papel o  síndrome de Diógenes digital que nos aqueja en los últimos tiempos, a saber: millones de grupos y formas de comunicación donde reposan documentos digitalizados perecederos a corto plazo y sin gran utilidad, lo cual redunda en cementerios de repositorios institucionales que poco o nada tienen que ver con la actividad investigadora. 


Cuando algo falla, nadie se hace responsable de nada y menos por escrito, todo el mundo culpa a alguien y casi siempre el responsable y chivo expiatorio acaba siendo el docente-investigador. 


El administrativo es un ente intocable que tiene establecido un horario hasta para hacer sus deposiciones y claro está a esa hora justamente llega uno a ventanilla. El investigador labora incluso en su tiempo libre y sacrifica tiempo de su familia para responder a las exigencias productivas. El sistema es claramente inicuo en este punto. Se conoce claramente el criterio, infantil y ridículo del número de papers para evaluar al investigador pero nadie evalúa la eficacia y eficiencia en los procesos y personal administrativo o esta evaluación no es conocida y socializada a toda la comunidad universitaria. 


Los sistemas de información únicamente sirven para aumentar la carga física y mental del trabajo del docente no para facilitar su trabajo (por cierto ¿ ya han usado el foro ?). Si la informática no sirve de apoyo para el docente, entonces simplemente no necesitamos de la informática. Especialmente en Latinoamérica ha existido  una academia arrodillada ante el área administrativa y gubernamental, soslayando la libertad de cátedra y de investigación en una vejación interminable y continua. 


Como dice Alber Einstein (en Rengel, 2018¿Cómo es posible, con una centralización de gran envergadura del poder político y económico, evitar que la burocracia llegue a ser todopoderosa y arrogante?


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Fuente de la imagen: pinterest








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