sábado, 17 de agosto de 2019

Educación inclusiva para la exclusión

El título de esta entrada les puede resultar paradójico, de hecho lo pretende. Intentaré contar brevemente una  historia ficticia basada en hechos reales derivados de experiencia acaecida recientemente en varios colegios e instancias de Cuenca, Ecuador. Algunas de estas experiencias han sido negativas y otras positivas. Por elegancia no mencionaré nombres en el caso de las experiencias más amargas y como reconocimiento público y expreso si lo haré de las positivas. Debe tenerse en cuenta que aunque cada vez menos, estos hechos son percibidos como extranjero.

Nota: los hechos narrados a continuación son ficticios en lo tocante a datos sociodemográficos

LIM es una niña de 17 años que ha pasado sus 5 últimos años en Ecuador, es decir, una cuarta parte de su vida y tanto, se siente y sufre casi como ecuatoriana puesto que su despertar adolescente lo ha vivido acá y sus mejores amigas son ecuatorianas. Siempre ha sido una niña con dificultades de salud y déficit de atención pero posee una inteligencia por encima del promedio según pruebas psicométricas al uso. Historia de vida compleja con proceso migratorio de fondo y madre víctima de violencia de género. Escolarizada desde hace 3 años y medio en Ecuador. Sin alteraciones de conducta salvo lo mencionado con anterioridad. El curso pasado tuvo un incidente aislado que fue conceptualizado como falta grave de conducta por lo que obtuvo una "C" en su calificación conductual en décimo,  siendo de "B" en primero de bachillerato, curso que tuvo que abandonar por razones de salud.

Con estos antecedentes la niña acude con su madre iniciar el proceso de matrícula la cual es negada por la institución particular en la que cursaba estudios. Además el centro argumenta su potestad para hacerlo y simplemente le dice que no hay "cupo" lo cual es constatado como falso por otros medios. Desconocedora la familia del sistema se le instó a que solicitara desglose de su expediente en el momento en que se vió obligada a retirarse por enfermedad. Este hecho facilitó al centro la "expulsión velada" que pretendía, puesto que la madre de la niña ya había solicitado el desglose y eso supone acá una renuncia expresa. Lo cierto es que el trato por parte de los docentes siempre ha sido bueno, simplemente el DECE y el Rectorado han actuado con una frialdad psicopática, inaudito pero cierto. Después de acudir a otras 3 instituciones particulares es rechazada por considerarse alumna de "inclusión" y por haber agotado los cupos para niños de educación inclusiva en el centro. Aún así en una de estas instituciones cobran la inscripción (15 dólares) para luego negar la entrada. En otra institución se le realiza un examen, sin saber contenidos de ningún tipo la niña debe prepararse de forma intensiva un fin de semana, obviamente fracasa en el examen puesto que además en el área de matemáticas tenía adaptaciones 1 y 2 y el examen es sin adaptaciones.

Lo ocurrido posteriormente es una historia relativamente feliz, tanto en la sección distrital 2 como en la UDAI de Cuenca (Unidad de Apoyo a la Inclusión del Ministerio de Educación) como en la Sede (colegio Federico Proaño) donde se realizan las preinscripiciones para colegio fiscal, la atención es simple y llanamente EXQUISITA. Cabe decir que en el Colegio Iberoamericano de Cuenca se le otorga una oportunidad tras una entrevista no sólo agradable sino esperanzadora. No todos los particulares son para niños perfectos y adinerados, algunos valoran la persona por encima de todo, ese es el caso del Iberoamericano (por razones de distancia al domicilio la familia decide no hacer uso de tan gentil oportunidad). Finalmente se la ubica en un colegio fiscal de su parroquia por lo que continuará su escolarización normalmente, D.m.

Las conclusiones son las siguientes:
1) Algunos colegios particulares de la ciudad tienen una visión elitista y segregadora de la educación, solo para niños perfectos, con altas calificaciones, blancos, de buen apellido y con buena billetera. Muy en la línea aria de la Alemania de 1932.
2) El modelo público en Ecuador no funciona tan nefastamente como se pretende transmitir en la rumorología popular, más bien es todo lo contrario.
3) Los niños huyen de las evaluaciones de inclusión porque esto supone una etiqueta de la que difícilmente van a poder desprenderse y que muchas veces no se tienen en cuenta o no sirven para los cometidos que deben tener, es decir adaptar el currículo a los niños.
4) Hay docentes que ven al alumno de inclusión como un brote de peste, sobremanera si tiene problemas conductuales.
5) El trabajo de los DECE de los colegios particulares se ha convertido en una oficina de fiscalización de la conducta y filtro purificador del alumnado.
6) Las UDAI's hacen un trabajo poco reconocido y tremendamente valioso, necesitan de mayor dotación instrumental y humana.

Se necesita un mayor apoyo a la inclusión y un mayor control por parte de la administración pública del trabajo realizado por las instituciones particulares. Sigo siendo un firme defensor y partidario de la educación pública.

Un agradecimiento especial a la dra. Ruth Pesántez, psicóloga educativa cuencana de las que luchan por la quimera de una auténtica inclusión educativa.




Destacada

¿Quiénes somos? ¿A dónde vamos?

  El 93% de la inversión en investigación corresponde a los países del G20. El descenso de inversión en la misma en latinoamérica (que repre...